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Reportaje:

Voces finas en Güejar Sierra

El Coro Infantil de la Ópera de París comparte un día de actividades con los niños del municipio granadino

Han compartido escenario con los solistas líricos más famosos del mundo, Monserrat Caballé, Plácido Domingo, Pavarotti, Jessye Norman; dejan admirados a quienes escuchan sus interpretaciones de la música de Mozart, de Britten o de Bizet; han recorrido medio mundo para ofrecer grandes conciertos; pero no pueden compartir un baño en el río Maitena con los niños de Güejar Sierra por miedo a estropear la claridad de sus voces.

Un grupo de 54 niños del Coro Infantil de la Ópera Nacional de París ha visitado la pequeña localidad granadina de Güejar Sierra, cuya iglesia fue ayer el escenario de un concierto de música sacra con intérpretes de lujo. Las misas de Fauré, de Delibes y de Gounod formaban el programa de este espectáculo que tanta expectación había suscitado tanto en el pueblo, de 2.700 habitantes, como en Granada capital.

El coro, formado por niños de entre 12 y 14 años, seleccionados de entre los 250 que componen todo el conjunto en París, tuvo oportunidad de cantar algo más que música religiosa.

En el campo de fútbol del pueblo, el grupo francés se alineó formalmente e interpretó el himno de su país antes del comienzo del partido de fútbol que jugaron contra los niños de Güejar Sierra el martes por la tarde, a su llegada al pueblo. Los oriundos de la zona quedaron tan extasiados con el canto que aplaudieron a rabiar pensando que ésa era la esperada actuación del coro. Pero les ganaron en su terreno. El equipo local derrotó al francés en los dos encuentros de veinte minutos disputados. Los niños franceses aceptaban la derrota con buen humor, pues dicen ser 'más cantores que futbolistas'.

'Para los niños es importante descubrir grandes ciudades y la mentalidad de pequeños pueblos como éste', explicó el director del coro, Gaël Darchen. El objetivo era que entre la tarde del martes, cuando llegaron a Güejar Sierra, y durante todo el día de ayer, los jóvenes miembros de este prestigioso coro realizaran un programa de actividades de convivencia con los niños del pueblo.

El fútbol sirvió para romper el hielo el primer día, pues, aunque el idioma los separaba, la capacidad comunicativa de los niños permitió que se produjera un contacto fluido entre todos. Los miembros del coro se sorprendieron por la acogida de sus anfitriones, que el día de la llegada, de forma espontánea, les ayudaron a cargar sus equipajes hasta su hospedaje en el pueblo, pues el autobús que los transportaba no cabía por las estrechas y tortuosas calles güejareñas, y se tuvo que detener a la entrada.

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Después del ensayo matinal de ayer, los integrantes del Coro de París hicieron una excursión hasta el río del pueblo, Maitena, donde estaba previsto que se zambulleran junto al resto de los niños del pueblo. Con los rostros visiblemente enrojecidos por el esfuerzo de la caminata bajo un sol al que no están acostumbrados, los jóvenes franceses llegaron hasta la orilla de las frías aguas, pero sólo pudieron mirarlas. Su director decidió que el baño podría perjudicar sus voces de cara a la actuación de esa tarde y los niños, eminentemente disciplinados, dieron media vuelta y se fueron a comer, mientras que los güejareños chapoteaban en las pozas del río.

Hasta Güejar llegó el Coro Infantil de la Ópera de París, y dejó huella. La Asociación de Padres de Alumnos ya tiene prevista la creación de un coro de niños del pueblo, cuyo seguimiento se ha comprometido a llevar el propio director del coro parisino.

Los niños del Coro Infantil de la Ópera de París comen junto al río Maitena de Güejar Sierra.
Los niños del Coro Infantil de la Ópera de París comen junto al río Maitena de Güejar Sierra.JUAN BARRIO

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