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PATRIMONIO

La rehabilitación del Fadrí revela que fue prisión de eclesiásticos ricos

María Fabra

La sala de la prisión del campanario de Castellón fue ocupada por un preso eclesiástico de alto poder adquisitivo, según explicó ayer la directora general de Promoción Cultural y Patrimonio Artístico, Carmina Nácher. Las investigaciones que desde el mes de febrero se realizan en el interior del Fadrí han sacado a la luz un conjunto de más de mil piezas que, según Nácher 'revelan que el nivel económico de los presos eclesiásticos de la época era elevado'.

Así, explicó que 'los presos arrojaban en la letrina los objetos rotos o inservibles', modo por el que se han encontrado muestras de cerámica fina de Alcora y de otras partes de España, llaves bañadas de oro, una imagen policromada de la Virgen de la Cueva Santa perteneciente al siglo XVIII y otros efectos, como plantillas y tacones de zapatos, que indican que los criados vivían junto al preso eclesiástico en esta sala. Asimismo, en la planta tercera de El Fadrí, en la Casa del Campanero, se ha encontrado un ajuar de cerámica doméstica, cántaros y ollas que, según Nácher, 'ya no son tan finos como los hallados en la sala de los presidiarios'.

Nácher informó que durante las catas ha aparecido en la pared una imagen del siglo XVIII que recrea motivos pertenecientes al siglo XVII, como son las figuras de San José, Jesucristo y la Virgen. La directora general explicó que estos descubrimientos son 'muy curiosos' e importantes para la historia de Castellón.

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