Irlanda rechaza en referéndum el Tratado de Niza y paraliza la ampliación de la UE
El voto de 76.000 ciudadanos pone en entredicho un proyecto para 490 millones de europeos
Más del 54% de los votantes (529.478 votos) lo hizo en contra de Niza frente al 46% (453.461) de síes. Es decir, que 76.017 irlandeses han puesto en entredicho un proyecto que afecta a 490 millones de europeos (la actual UE más los 12 países candidatos). Frente a los sondeos previos (45% a favor y 28% en contra), es obvio que los partidarios del sí se quedaron en casa y pasaron por alto las recomendaciones del primer ministro, Bertie Ahern, quien había advertido de que el rechazo a Niza supondría "una gran desilusión para la UE" y una muestra de "egoísmo". "Estoy profundamente decepcionado" declaró ayer, "porque no hemos sido capaces de persuadir a los electores en una decisión tan importante".
La escasa participación, opina un portavoz de la Comisión, "demuestra la apatía del ciudadano hacia problemas que o no entiende o no se los han explicado bien los dirigentes políticos". "Necesitamos más implicación y más explicación", reconoció ayer el portavoz de la Comisión, Jonathan Faull.
El bofetón irlandés pilló de sorpresa a todo el mundo. Sólo ayer por la tarde, el Consejo de la UE inició la redacción de un informe jurídico sobre las consecuencias. A media tarde, Göran Persson, primer ministro de Suecia (país que ahora preside la UE), y el presidente de la Comisión, Romano Prodi, se mostraron "disgustados" pero "confiados" en que el Gobierno irlandés hará todo lo posible por ratificar finalmente el tratado.
Como primer factor que ha influido en la campaña irlandesa, destaca el hecho de que los partidos Sinn Fein y Los Verdes insistieron en que Irlanda perdería su status de nación neutral porque Niza prevé la creación del pilar europeo de defensa y la fuerza de reacción rápida. A la vez, los promotores de la campaña del no insistieron en que Niza no democratiza suficientemente la UE. Algunos esgrimieron la afrenta sufrida hace tres meses por Irlanda por el tirón de orejas que le dio el comisario de Economía, Pedro Solbes, por aprobar unos presupuestos expansivos. Incluso se dijo que, tras la adhesión de nuevos Estados, Irlanda no sólo ya no recibirá ayudas europeas, sino que incluso tendrá que pagar parte de la factura de la ampliación. La semana pasada, además, el Parlamento Europeo aprobó un crítico informe sobre Niza en el que, por primera vez en la historia de la UE, la Eurocámara no recomendaba a los Estados ratificar el nuevo Tratado de la UE.
Lo que pueda ocurrir a partir de ahora era anoche todavía una incógnita. Fuentes de la Comisión consideran tres hipótesis. La primera consistiría en renegociar el tratado, lo que supondría abrir de nuevo el melón del reparto de poder en la UE. La segunda sería negociar los tratados de adhesión al margen de si Niza resulta o no ratificado finalmente, lo que supondría pactar uno a uno los capítulos con los candidatos. Y la tercera se basaría en dejar sin aplicación en Irlanda algunos capítulos de Niza (como el de la defensa), lo cual también tendría que ser aprobado en referéndum en Irlanda, como ocurrió en Dinamarca en 1992, cuando los daneses rechazaron el Tratado de Maastricht. En cualquiera de las tres hipótesis, Niza estaría "muerto", término reiteradamente empleado ayer, al menos durante unos meses, a la vez que los Parlamentos de los otros 14 países ratifican el tratado (el danés lo hizo el pasado día 1). Prodi y Persson parecieron inclinarse ayer por la tercera opción cuando señalaron que ayudarán al Gobierno irlandés a encontrar una salida teniendo en cuenta el resultado del referéndum, "pero sin cambiar el fondo del Tratado de Niza".
El problema es que los Quince pactaron el Tratado como paso imprescindible para la ampliación de la UE y que en los próximos meses están previstas unas negociaciones sobre capítulos cruciales. Por eso, todas las fuentes consultadas coinciden en que lo ocurrido frena esas negociaciones. "El resultado de un referéndum en un país no puede bloquear el proyecto más importante de la UE", declaró ayer el comisario de la Ampliación, el alemán Günter Verheugen. Algunos dirigentes europeos, sin embargo, no desaprovecharon la ocasión para ahondar en sus críticas a Niza.
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