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Sólo 23 ayuntamientos han puesto en marcha planes de accesibilidad

Otros 90 municipios han solicitado ayuda al Gobierno para elaborarlos

Tan sólo 23 ayuntamientos de la comunidad autónoma -18 de Guipúzcoa, tres de Alava y dos de Vizcaya- han puesto ya en marcha planes para suprimir en sus respectivos municipios obstáculos urbanísticos y mejorar la comunicación para las personas con problemas de movilidad o sensoriales, más de tres años después de la aprobación por el Parlamento vasco de la Ley para la Promoción de la Accesibilidad. La norma fue aprobada en diciembre de 1997, aunque hubo que esperar hasta el año pasado para que el Gobierno diera luz verde a las normas técnicas que desarrollan sus previsiones.

La ley determina las reglas a seguir en el caso de las nuevas construcciones o los lugares donde se lleven a cabo obras, que son de obligado cumplimiento para los sectores público y privado. Pero, además, señala que los ayuntamientos tienen que elaborar programas cuatrienales para mejorar la accesibilidad de los entornos urbanos, edificios, transportes y sistemas de información y comunicación públicos ya existentes. En cualquier caso, el periodo de cuatro años para realizar estos programas es 'un plazo de referencia', pero 'no tiene carácter vinculante', aclara el director de Servicios Sociales de la Diputación guipuzcoana, Ramón Jauregi.

Un total de 90 consistorios -38 de Vizcaya, 34 de Guipúzcoa y 18 de Alava- han solicitado recientemente ayudas por valor de 2.500 millones de pesetas al Gobierno vasco bien para redactar planes de accesibilidad, bien para mejorarla mediante operaciones muy concretas o bien para ambas tareas. La resolución de concesión de subvenciones se notificará a finales de mes.

Los colectivos de minusválidos físicos, ciegos y sordos se muestran satisfechos con el contenido de la ley, ya que va más allá del concepto clásico de eliminación de barreras arquitectónicas y aborda también las limitaciones sensoriales. Todo ello con una visión universalista de la accesibilidad, en la que se propugna el diseño para todos y la consecuente mejora de la calidad de vida. No obstante, estos colectivos demandan a las instituciones y organismos implicados una 'mayor celeridad' a la hora de llevar a la práctica las medidas que recoge la normativa, habilitando para ello partidas presupuestarias y fórmulas de control suficientes. Así lo subraya Raquel Barroso, presidenta de la Confederación de coordinadoras de disminuidos físicos del País Vasco, quien añade que 'la ley, efectivamente, existe, pero todavía se dan incumplimientos importantes'.

Barroso reconoce que los minusválidos sensoriales 'lo van a tener más difícil', porque aunque 'el tema de las barreras arquitectónicas está más asumido, todavía queda mucho por hacer' y muchas contradicciones por atajar. Y es que todavía recuerda, entre la risa y la incredulidad, el baño adaptado, 'excesivamente grande', de un edificio oficial en el que el papel higiénico estaba 'a un metro de la taza del váter'.

Lenguaje de signosGuillermo Azkarate, psicólogo y coordinador de la Asociación para la rehabilitación auditiva de niños sordos en Guipúzcoa (Aransgi) está de acuerdo con la valoración de Barroso. La ley recoge que 'las administraciones públicas impulsarán la formación de profesionales intérpretes en lenguaje de signos' para 'facilitar la comunicación directa con las personas con dificultades de comunicación'. Sin embargo, Azkarate, que reivindica la oficialidad del lenguaje de signos, afirma que las personas sordas tienen 'mermado' su acceso a servicios como la justicia o la sanidad por falta de intérpretes. El coordinador de Aransgi arremete también contra la televisión pública vasca, pues, según denuncia, apenas ofrece programas subtitulados para sordos y, en el caso de los informativos, 'a veces no subtitula toda la información'.

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Santos Barroso es ciego, trabaja como vendedor de cupones en San Sebastián y se queja de que los autobuses donostiarras carecen de referencias sonoras que anuncien las paradas. Las señales acústicas también brillan por su ausencia en muchos de los semáforos de la ciudad, por lo que cruzar un paso de peatones presenta 'muchas dificultades', añade. Rafael Ledesma, deficiente visual y director administrativo de la ONCE en Guipúzcoa, se desenvolvería mucho mejor por las calles si los elementos que las conforman, como por ejemplo los bolos de hormigón que impiden el acceso de los coches a algunas calles, tuvieran 'un buen contraste cromático' para distinguirlos, en este caso, de las aceras.

Un anciano intenta acceder a su silla de ruedas desde la playa de Ondarreta, en San Sebastián.
Un anciano intenta acceder a su silla de ruedas desde la playa de Ondarreta, en San Sebastián.JAVIER HERNÁNDEZ

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