Elena Utrilla, concejal

Tengo un sobrino nieto al que, cada vez que venía a mi casa, debía de reprenderle cuando se sentaba en cualquiera de los muebles dispuestos para ello (para sentarse, claro). Y le reprendía porque tenía la mala costumbre -sus padres son un desastre, ya se lo puede usted imaginar- de sentarse con una pierna (pie y calzado incluidos) encima del asiento, lo que lógicamente deteriora el material que forma el citado asiento, ya que no está preparado para sufrir esa agresión. Bueno, poco a poco, y a base de hacerle reflexionar, he conseguido que mi sobrino no ponga su calzado encima de los asientos, al menos en los de mi casa, porque en los de otras, que haga lo que le permitan.

Pero veo la fotografía de doña Elena Utrilla sentada un un sofá, en el Patio de los Cristales del Ayuntamiento de Madrid, de la misma guisa que censuraba y prohibía a mi sobrino. Y, claro, se me plantea una seria duda. A la vista de lo visto, ¿debo permitir que mi sobrino se siente como le apetezca, es decir, siga el ejemplo de doña Elena, cuya forma de sentarse debe de ser 'muy fina y elegante, a la par que sencilla'? O, si no es así, ¿será que doña Elena ha confundido sentirse como en su casa con sentarse como en su casa?

En cualquier caso, también me preocupa que doña Elena se sienta y se siente en un sofá del Patio de los Cristales como en un sofá del patio de su casa. Porque ni ese sofá ni ese patio son de su propiedad. ¿O será otra confusión de doña Elena? No sé. Creo que son muchas confusiones para doña Elena, que, independientemente del desconocimiento que muestra sobre el uso adecuado de los sofás, se supone que debe de ser inteligente al haber sido designada para desempeñar el cargo de concejal de Obras del Ayuntamiento de Madrid.

Confío en que sólo sea doña Elena la que se sienta así, porque, si no, ¿cuánto nos costaría, a los empadronados en Madrid, el mantenimiento y reposición de los asientos de los sofás?.