_
_
_
_
Elecciones en el País Vasco
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Diez interrogantes vascos

La campaña electoral vasca, frente a muchas previsiones, ha resultado más esperanzadora que los antecedentes. Las peores estridencias imaginables se han esfumado y existe una sensación de novedad emergente, de acercamiento de posiciones y de pujanza de una sociedad que no acepta ser inducida al suicidio. A pesar de ello se tiene la impresión de que cuanto está sobre el tapete es tan grave que cualquier opinión que se emita puede averiar el delicado mecanismo de relojería que rige una democracia angustiada. Por eso parece más conveniente utilizar el procedimiento interrogativo, único posible además si se quiere llegar a las conciencias de todos. Habrá que reconocer, no obstante, que resulta también el más coherente en quien cree óptimos los movimientos sociales antiterroristas sin que eso haga al nacionalismo perverso, en quien siente ansia de consenso o es capaz de ver aspectos positivos en ambas opciones en liza.

Más información
El voto depositado por correo supera ya el de los comicios de 1998
De certezas y supuestos
Depende
El conflicto como norma

1. RTVE. La información en la televisión pública, sobre todo en el periodo preelectoral, recuerda a las declaraciones de Sancristóbal desde la cárcel durante la etapa socialista. La situación en el País Vasco es muy grave pero ¿hace eso tolerable la flagrante deshonestidad de quien sólo ve el panorama desde los ojos de un sector? ¿Justifique el fin los medios?

2. Miedos. Por más que de la campaña se desprendan sensaciones optimistas los sentimientos presionan sobre las conciencias. Existe el miedo de quienes un día oyeron que podían ser tratados como extranjeros o turistas y también de quienes, en fecha más reciente, han visto insultada su lengua. ¿No son esos miedos simétricos, incluso dos vertientes de una misma realidad?

3. Afectos. Se habla de la 'quiebra de los afectos' entre quienes participan en los mismos gobiernos. Hay quienes se sienten traicionados por el pacto con los violentos y quienes se ven incomprendidos en su jugada arriesgada de cara a conseguir la paz. Son sentimientos lógicos, incluso respetables. Pero ¿sobre ellos no habría de imponerse, al menos a medio plazo, la razón o la asunción del otro?

4. Soberanía. El gran término de la campaña electoral, en teoría inatacable pero de efectos confusos y perversos. ¿Qué sentido tiene en una sociedad dividida en dos mitades tan semejantes? ¿Puede alguien pensar, de verdad, que sea idéntica al terrorismo? Pues ni se sabe qué quiere decir ni nadie quiere verdaderamente ponerla en práctica ¿tiene sentido esgrimirla cuando, además, para unos es el mal y para otros la varita mágica?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

5. Moratoria. Ardanza se la pidió a los nacionalistas respecto de sus pretensiones finales pero ¿no habría que multiplicarla? El terrorismo, ¿no da para una moratoria entre la agresividad entre nacionalistas y no nacionalistas? La moratoria, de hecho, existe acerca del juicio sobre la acción policial. ¿No prueba esto que en realidad no causa perjuicio a ninguna de las partes?

6. Rectificación. Probar que no se producirá un hecho es tan difícil como demostrar que no existió algo que, en efecto, no tuvo lugar. El PNV rectificó, todo lo tardíamente que se quiera. ¿Tiene sentido repetir una y otra vez que no lo hizo y, sobre todo, decretar que no lo hará jamás?

7. Radicalización. Se juega con el efecto que pueden tener los resultados sobre los contendientes. Pero éste ¿no será, en todo caso, impredecible, libre y, al tiempo, injustificable? Prever radicalización ¿no es una forma de chantaje al elector?

8. El 14 de mayo. Lo más importante de estas elecciones es lo que vendrá después de ellas. ¿No sería un buen comienzo la aceptación plena e inequívoca de los resultados? De todos ellos: sufragios y escaños.

9. El otro. El siguiente paso ¿no habría de ser, sea cual sea el Parlamento, una invocación transversal al derrotado?

10. El poder. El País Vasco es una sociedad muy fragmentada y eso tiene consecuencias sobre su sistema de partidos políticos. Pero su Estatuto de Autonomía proporciona unas posibilidades muy variadas de ejercicio del poder. Si la transversalidad -siempre lo óptimo- no fuera posible en el Gobierno ¿no tendría sentido, al menos, en diputaciones o en ayuntamientos?

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_