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La banca gana 500 millones al año en comisiones por donativos a las ONG

Las entidades financieras obtienen al menos 500 millones de pesetas en ingresos por las comisiones que cobran por los donativos de los ciudadanos a las ONG. En 1998 -último año del que existen cifras disponibles sobre el dinero gestionado en cooperación al desarrollo- bancos y cajas de ahorros cobraron, según las ONG, entre 300 y 500 pesetas por una comisión, lo que supone un monto anual de entre 500 y 850 millones.

La cifra es sólo aproximativa. No sólo porque la Asociación Española de la Banca (AEB) únicamente dispone de datos agregados, lo que imposibilita calcular los ingresos específicos por comisiones sobre donativos, sino también debido a la disparidad de criterios de las entidades financieras a la hora de aplicar las comisiones, y asimismo por el margen de negociación que con ellas tienen las ONG de mayor tamaño. Como recuerda el Banco de España, las comisiones son libres y competen a cada entidad.

Según la Coordinadora de ONG para el Desarrollo (CONGD), en 1998 se gestionaron 42.000 millones de pesetas en donativos privados, pero a esta cantidad, hay que restarle los 19.000 millones recaudados por solidaridad a raíz del huracán Mitch. Esa solidaridad ante la catástrofe que asoló Centroamérica dio margen a las grandes ONG para que las principales entidades financieras no cobraran comisiones por las transferencias.

Así, la cifra de donativos resultante, con la excepción de lo destinado al Mitsch, ascendió a 23.000 millones de pesetas. Según confirman Intermón Oxfam y Médicos Sin Fronteras, la cantidad media por donativo de los no socios de una ONG (la disparidad en el caso de los donativos de los socios imposibilita el cálculo de una media) ronda las 13.000 pesetas, de modo que en 1998 hubo 1,7 millones de donativos.

Pese a que la CONGD no ha opinado oficialmente sobre las comisiones, la mayor parte de las ONG que la integran lleva tiempo reclamando al sector bancario 'un trato especial' cuando se trata de gestionar el esfuerzo económico de los ciudadanos que quieren ayudar con sus donativos ante una emergencia o una campaña de ayuda.

Ese sentimiento es generalizado entre las ONG, entre las que llevan la voz cantante algunas de las grandes. Sin embargo, el problema lo sufren sobre todo las organizaciones más pequeñas, que no poseen la misma capacidad para negociar con los bancos un trato especial.

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