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AENA desecará 1.700 metros del Jarama con un canal que desviará el río del aeropuerto

Barajas volará con dinamita una de las viejas pistas para ampliar sus instalaciones

Vicente G. Olaya

El estudio de impacto ambiental de la ampliación de Barajas -obra presupuestada en unos 300.000 millones y que incluye la construcción de dos nuevas pistas y una terminal de pasajeros, entre otros grandes proyectos- reconoce que la canalización del cauce del Jarama causará 'una modificación en la modulación del río y de sus meandros que puede provocar una alteración de los procesos de erosión-sedimentación en un tramo considerable de mayor longitud que el afectado'. Es parte de las obras de ampliación de Barajas, cuyo cierre está previsto inicialmente para 2015 por la apertura de un nuevo aeropuerto.

Los técnicos ministeriales explican que las aguas que sean transportadas por este canal confluirán, más allá de los límites del aeropuerto, con el viejo cauce del río, lo que provocará una enorme distorsión en la sedimentación de esta corriente más allá de los límites del aeropuerto.

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Igualmente, los expertos reconocen la enorme complejidad de levantar estas nuevas instalaciones aeroportuarias sobre una zona que aporta unos 400 litros por segundo de aguas subterráneas al Jarama. Las obras, admite AENA, pueden provocar la reducción de hasta el 20% de estas aportaciones, lo que repercutirá negativamente también en la vida del río.

Demolición

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Una suerte parecida seguirán los arroyos de Tía Martina, La Plata y Valdebebas, que atraviesan la zona de ampliación del aeropuerto. También, según el estudio de impacto, deberán ser canalizados para que los trabajos se puedan llevar a cabo, si bien parte de sus cauces ya fueron encauzados en 1998, cuando se abrió una nueva pista. Pero el estudio admite a renglón seguido que la citada canalización de los arroyos ya no es válida, porque 'la construcción de la [nueva] plataforma [aparcamiento de aeronaves, terminal, accesos...] exige su demolición', así como de parte de la pista 18/36. Y es que tanto la pista 18/36, que ahora se utiliza en escasas ocasiones, como los arroyos y determinados 'servicios (colectores de saneamiento y un gasoducto) y edificaciones dispersas' dificultan la realización de las obras.

AENA calcula que la superfice total que debe ser demolida supera los 300.000 metros cuadrados. Para lograr la demolición de dichas infraestructuras, este organismo dependiente de Fomento proyecta emplear 'barrenas y explosivos'.

Los escombros que originarán los trabajos -con un volumen cercano a los 60 millones de metros cúbicos- serán esparcidos en dos zonas de vertido ya seleccionadas. La primera se situará al norte del aeropuerto. El estudio de impacto señala que tiene una extensión de 3,1 millones de metros cuadrados, con una capacidad total cercana a los 51,7 millones de metros cúbicos de tierra. De todas formas, si esta zona de vertido no es suficiente, AENA quiere reservar otra zona de casi un millón de metros cuadrados, con capacidad para almacenar 5,6 millones de metros cúbicos de rocas y piedra. Esta última zona se encuentra entre dos de las futuras tercera y cuarta pista, y en ella existen unas charcas en las que habitan numerosas especies de aves.

Pero las dificultades de crecimiento del aeropuerto no se circunscriben sólo a aspectos medioambientales. AENA admite que en la zona de ampliación se sitúan, al menos, tres yacimientos arqueológicos 'de primer orden'. Se trata de dos villas romanas y un poblado de la edad del bronce, además de otros 10 yacimientos de 'segundo' y 'tercer orden'.

Los más destacados en el estudio de impacto son la villa romana de las Ánimas, entre los municipios de San Sebastián y Alcobendas; la villa romana de El Rasillo, junto al río Jarama, y el yacimiento de la edad del bronce de Villaverde, en el kilómetro 9,5 de la M-111. AENA explica que estos yacimientos son 'de imposible traslado', por lo que será necesario adoptar 'las medidas protectoras y correctoras' necesarias. No descarta que puedan quedar enterrados finalmente bajo las nuevas infraestructuras.

El estudio de impacto estará expuesto al público los próximos 30 días para que los afectados presenten alegaciones. Pasado ese tiempo, Medio Ambiente redactará la declaración de impacto ambiental, en la que impondrá a Fomento las medidas correctoras que considere oportunas. Sólo entonces, AENA podrá comenzar los trabajos de ampliación del aeropuerto.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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