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Malestar en Italia por el cierre de la Embajada de EE UU en Roma

El Gobierno italiano ha guardado silencio, pero diversos líderes políticos e intelectuales de prestigio como el periodista Indro Montanelli han hecho público el malestar de Italia por la decisión de las autoridades de Estados Unidos de cerrar durante cuatro días su Embajada en Roma, supuestamente debido a una amenaza terrorista. La hipótesis manejada por la prensa italiana es que el terrorista Bin Laden esté preparando un golpe contra instalaciones estadounidenses en Italia.

La legación diplomática de Washington cerró el viernes, y todo apunta a que no volverá a abrir sus puertas hasta mañana martes. La decisión de las autoridades estadounidenses carece de precedentes históricos, como ayer se encargó de recordar el ex presidente italiano Francesco Cossiga en una nota incendiaria. Cossiga atribuye lo que muchos políticos han considerado como un 'gesto de desconfianza' hacia Italia a una mera venganza de EE UU 'por el antiamericanismo escasamente velado' que manifiestan los italianos. Recientemente, los líderes de dos partidos que forman parte de la coalición de gobierno, Los Verdes y el Partido de los Comunistas Italianos, han pedido que Italia abandone la OTAN a raíz de destaparse el caso del uranio empobrecido utilizado en los Balcanes por las tropas de la Alianza.

Lo cierto es que el cierre de la Embajada de Washington en Roma 'es un acto sin precedentes en ningún otro país europeo y en ningún otro periodo, incluidos los muchos más graves momentos de la crisis Este-Oeste y de la escalada terrorista', dice Cossiga. Otros políticos, como el líder republicano Giorgio LaMalfa, han puesto el dedo en la llaga precisando que la medida unilateral norteamericana revela que las autoridades de ese país se fían poco de los servicios de seguridad italianos.

La polémica, que ha ocupado las primeras páginas de los diarios nacionales, obligó ayer a intervenir al encargado de negocios de la legación diplomática de Estados Unidos en Roma, Robert J. Callahan, en un intento de serenar los ánimos. 'Temíamos la acción de un grupo terrorista en Roma, era una amenaza real y creíble', explicó Callahan.

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