Pinochet desafía a la justicia y no se somete a las pruebas médicas
Augusto Pinochet inició ayer un camino de abierta rebeldía frente a la Justicia chilena, que provocó la crítica generalizada de políticos de todos los colores, incluidos algunos de sus tradicionales partidarios.
Durante tres horas el juez Juan Guzmán esperó en vano la comparecencia del exdictador en el Hospital Militar de Santiago, para ser sometido a los exámenes médicos que deberán determinar si está en condiciones de ser procesado por las graves violaciones de derechos humanos de las que está acusado. Como habían anunciado sus abogados, el senador vitalicio, a quien la Corte Suprema le retiró la inmunidad parlamentaria, dio plantón al juez y a los médicos y permaneció en su residencia veraniega de Los Boldos, donde sí tuvo tiempo de asistir a misa. El juez Guzmán ha decidido suspender la continuación de la diligencia de los exámenes médicos que debía continuar hoy.
'Es un personaje que está permanentemente al margen de la ley', dijo el senador demócratacristiano y antiguo canciller, Gabriel Valdés. 'Es un cobarde que tiene escaso coraje moral', apuntó Antonio Leal, diputado del Partido por la Democracia (PPD), de la coalición gobernante. Incluso el principal candidato electoral de la derecha pinochetista y recién estrenado alcalde de Santiago, Joaquín Lavín, no tuvo empacho en decir que todos los ciudadanos tienen que acatar las decisiones judiciales. Los dirigentes más duros de este sector y los jefes militares guardan silencio.
El juez Guzmán se limitó a levantar acta de la incomparecencia. Podría adoptar ya alguna medida preventiva contra Pinochet por desacato, pero probablemente esperará hasta mañana, día en que el general debería ser interrogado. Los abogados y la familia del ex dictador reclamaban que no hubiera interrogatorio hasta conocer el resultado de la revisión médica, con la esperanza de que ésta señalara que el acusado no está en condiciones de afrontar un proceso ni de prestar declaración indagatoria.
