La generosidad de Alcalá

La historia de la Sociedad de Condueños es la página más generosa de Alcalá y hoy se conmemora su 150º aniversario. Corría 1850 y Alcalá era una sombra de lo que fue. La universidad que fundó Cisneros en 1509, y que le dio tres siglos de esplendor, se había trasladado a Madrid. El conde de Quinto había adquirido la manzana que acoge el colegio de San Ildefonso, la joya del conjunto universitario, y comenzaba a desmantelarlo. Un grupo de 204 vecinos decidió comprársela, con el anhelo de que algún día volviese a albergar a la institución de enseñanza superior. Lo consiguieron. La universidad es ahora su principal inquilino.El conde de Quinto fijó el precio en 90.000 reales y los futuros condueños emitieron 900 acciones o láminas de 100 reales, que fueron adquiridas por catedráticos cesantes, abogados, albañiles o panaderos. Dos de los más pudientes adquirieron 30 láminas, pero hubo a quien sólo le alcanzó, y no sin esfuerzo, para una. La operación se cerró el 12 de diciembre y la sociedad lo celebra hoy con un acto en el que regalarán a la universidad una de las láminas. La institución pasará a ser así uno de los 160 propietarios actuales de la manzana, formada, además de por el colegio de San Ildefonso, sede del rectorado, por la capilla del mismo nombre y por otros siete edificios de los siglos XVI y XVII.

Una pelea fue conseguir la manzana, corazón del recinto declarado patrimonio mundial por la Unesco en 1998. La siguiente, preservar un conjunto de edificios de piedra o ladrillo, grandes, con ricos artesonados mozárabes, cúpulas, espadañas... y caros de mantener. La Academia de Caballería fue el primer inquilino en 1851, pero se fue pronto, porque las obras de rehabilitación eran caras y no lograron que los condueños les cediesen la propiedad.

La sociedad buscó otros, ofreció a los escolapios montar un colegio, convirtió uno de los inmuebles menos nobles en casas, creó un casino para la tertulia -el Círculo de Contribuyentes, que sigue existiendo- y un hotel. La llegada de la Escuela Nacional de Administración Pública y de la hostería del Estudiante consiguieron que se acometiese la primera restauración en profundidad del núcleo de la manzana. En 1979 retornó la universidad.

En 2000, los condueños mantienen diversas relaciones con los ocupantes de los edificios -que pagan, eso sí, el IBI-, desde la cesión de uso gratuita hasta el alquiler de un inmueble por 400.000 pesetas al mes, muy por debajo del precio de mercado, pasando por rentas simbólicas basadas en que el inquilino restaurase el inmueble. "Somos una sociedad mercantil, con una singularidad: nunca hemos repartido dividendos, y en la reforma de nuestras bases, hace un año, fijamos la prohibición de hacerlo", explica su presidente, Arsenio Lope Huerta. Los beneficios revierten en, por ejemplo, la creación de la biblioteca cisneriana que instalarán en su nueva sede.