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Sanidad admite que los contagiados de hepatitis C deben ser indemnizados

El Departamento de Sanidad admitió ayer que las personas que sufrieron contagio de hepatitis C en el servicio de urgencias del Hospital de Figueres (Alt Empordà) tienen derecho a una indemnización. No obstante, la Administración precisa que el Servicio Catalán de la Salud tiene en este punto una responsabilidad "subsidiaria", ya que se trata de un centro regido por un patronato presidido por el alcalde de Figueres, Joan Armangué.Avanzando datos de un informe definitivo que continúa demorándose, el delegado de Sanidad en Girona, Joaquim Casanovas, anunció que de los análisis se desprende que tres de los enfermos incluidos hasta ahora entre los 13 afectados por el brote epidémico ya sufrían la dolencia antes de entrar en el hospital, aunque lo ignoraban. El delegado aseguró: "Las personas que acudieron al hospital sin la infección y salieron de él con el virus merecen toda nuestra solidaridad. Han salido perjudicadas por una situación no querida por ellos ni por el propio hospital. Tendrán derecho a las indemnizaciones que correspondan en cada caso". Casanovas añadió que los pacientes deben saber que "acudir a un hospital para ser atendido comporta un riesgo", afirmación aparentemente contradictoria. Sin embargo, se refería a las infecciones intrahospitalarias, que en su opinión deben reducirse al máximo, aunque "el riesgo cero no existe", añadió.

El informe final no aportará grandes novedades sobre la hipótesis -si es que sigue calificándose de hipótesis- del origen de la infección.

Sanidad sostiene que fueron siete personas las infectadas de hepatitis C en Figueres

La infeccción de la hepatitis se atribuye a la reutilización de una aguja infectada que, después de pinchar a un enfermo de hepatitis C, fue usada para sacar suero de una botella de la que se abastecía el servicio de urgencias. Este suero extendió la enfermedad.Los datos nuevos que avanzó ayer Casanovas se refieren sólo a la reducción de la nómina de infectados. Según el delegado, los análisis han demostrado que tres de los 13 infectados deben descartarse del brote epidémico, otros dos presentan dudas -aunque no suficientes como para poder afirmar que ya acudieron al hospital con el virus- y uno más debe también separarse de los enfermos porque es el paciente del que partió la infección. Los últimos análisis han permitido indagar en las características genéticas del virus y descartar los que no son de la misma cepa.

Diversas fuentes médicas mantienen que el enfermo que infectó la aguja posteriormente introducida en el suero a causa de una mala praxis del personal sanitario era un paciente que tenía su hepatitis perfectamente diagnosticada y, por lo tanto, estaba identificado por el hospital. Tal extremo, que ayer fue desmentido por Casanovas, incrementaría la gravedad del fallo de control ocurrido en el hospital de Figueres.

El informe definitivo de Sanidad sobre el contagio de hepatitis C en Figueres, ocurrido el día 4 de junio y comunicado a las autoridades sanitarias el 17 de agosto, continúa demorándose. Las informaciones sobre el caso, lejos de merecer una información específica o una comparecencia del consejero de Sanidad, tal y como solicita el PSC, se ofrecen por la puerta trasera y como propina de otros temas, en un intento de desactivar uno de los casos más graves que ha afectado a la sanidad catalana.

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