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CRISIS EN YUGOSLAVIA

La oposición convoca hoy una huelga general para echar a Milosevic

La Oposición Democrática de Serbia (DOS) inicia hoy, con la convocatoria de una huelga general, una semana decisiva para conseguir que se reconozca su triunfo en la primera vuelta de su candidato presidencial, Vojislav Kostunica. Al mismo tiempo, la Comisión Federal, controlada por elementos del régimen, rechazó los recursos de la oposición por fraude y dio la orden de imprimir las papeletas para la segunda vuelta, convocada para el próximo domingo, para elegir entre Kostunica y el presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic.

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Las protestas comenzaron durante el fin de semana, con cierres de teatros y cines, e incluso una huelga en una mina de carbón en la que ayer penetraron hasta 500 policías de las fuerzas antidisturbios, según declaró uno de los huelguistas. También se advierten cambios de bando en los medios de comunicación del régimen. Algunos periodistas en esos medios han comenzado a exigir que se informe con objetividad de lo que ocurre en el país.Pero la prensa y la televisión del régimen han recobrado el lenguaje agresivo y beligerante contra la oposición. El portavoz periodístico de Milosevic, el diario Politika de Belgrado, reproducía ayer un comentario de la televisión oficial serbia (RTS) que ataca al dirigente de la DOS Zoran Djindjic y le acusa de "manipular y mentir para sacar a la gente a la calle e intentar la descomposición del Estado y provocar el caos".

Djinjic declaró que "los ciudadanos piden defender su voto en las calles y por medio de una huelga". Añadió Djindjic: "Nos llaman los taxistas, las escuelas, los cines, las empresas, los restaurantes y los cafés. Todos se muestran dispuestos a iniciar la huelga. Cada ciudadano en su puesto demostrará que no va a permitir que Milosevic se quede en su puesto gracias al fraude. Empieza en Serbia la fase final. No pedimos que se reconozca nuestra victoria en la primera vuelta, sino que se respete la voluntad popular".

A pesar de la euforia opositora, no faltan las advertencias sobre la dificultad de conseguir que triunfe una huelga con las condiciones de empobrecimiento en que se encuentra la población en Serbia. Perder el puesto de trabajo supone caer en la miseria ante un invierno que se presenta preñado de amenazas, sobre todo si Milosevic sigue en el poder.

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