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El Gobierno alemán prevé reforzar las medidas legales y policiales para frenar el auge de la ultraderecha

Pilar Bonet

Ayuda de tropas federales

El Gobierno alemán se plantea reforzar las medidas policiales, de vigilancia, propagandísticas y eventualmente legales para afrontar el ultraderechismo, la xenofobia y la intolerancia. Estos fenómenos han pasado a ser una prioridad política para el Ejecutivo de coalición formado por el Partido Socialdemócrata (SPD) y los Verdes durante el mes de julio, pese a que existen en forma más o menos virulenta desde mucho antes y constituyen un serio problema social en el este del país. Durante el pasado fin de semana, la extrema derecha ha sido protagonista de varios incidentes tanto en el territorio que fue la República Democrática Alemana como en las regiones occidentales del país. En Rostock (ex RDA), 36 personas fueron detenidas por alterar el orden público cuando se ensañaban con los organizadores de un puesto callejero que exhortaba a los jóvenes a unirse "contra el extremismo de derechas en Europa". En la localidad bávara de Deggendorf (antigua RFA), dos hombres resultaron gravemente heridos cuando intentaban defender a otro de apariencia meridional del ataque de un grupo de cabezas rapadas. En Bernkastel-Kues (también al oeste del país) la policía prendió a dos hombres que pintaban cruces gamadas y signos nazis. En Freilasing, también en Baviera, la policía detuvo a media docena de personas que se dirigían a una manifestación de extrema derecha que había sido prohibida. En Bad Berka, en las cercanías de Weimar (en el este), fueron detenidos más de cien derechistas dispuestos asistir a otra manifestación prohibida, organizada por el Partido Nacional Democrático de Alemania (NPD).

Los casos de violencia ultraderechista que se han acumulado recientemente no son la única explicación de la urgencia de las autoridades alemanas por combatir el fenómeno. Una de las motivaciones de los dirigentes son las presiones del empresariado y los representantes de la economía, que están preocupados por las inversiones extranjeras en Alemania y por la imagen exterior del país. Las sedes diplomáticas alemanas en el extranjero han recibido instrucciones de estudiar atentamente las informaciones sobre el ultraderechismo en Alemania que difunden los medios de comunicación de los países donde están destacadas.

Esta información es anterior a sucesos como el atentado de Düsseldorf, sobre cuyos autores no hay pistas definitivas. El Ministerio del Interior de Alemania ha animado a la policía de los Eestados federados a pedir ayuda a las tropas guardafronteras (BGS) para actuar contra los ultraderechistas para garantizar la protección del Estado a los ciudadanos. La decisión de involucrar al BGS en la lucha contra el ultraderechismo fue tomada la semana pasada en una reunión de secretarios de Estado dirigida por el jefe de la cancillería, Frank Walter Steinmeier, según el semanario Der Spiegel. El Gobierno planea una disposición legal sobre este tema y contempla también la vigilancia de las estaciones por medio de vídeo, según el diario Welt am Sonntag. "Alemania no tiene una guardia nacional, pero me acuerdo de cómo se impuso en el sur de EE UU la escolarización conjunta para los negros", ha dicho el ministro del Interior, Otto Schily, a Der Spiegel. El ministro, que ha impulsado la creación de una alianza ciudadana por la democracia y la tolerancia y contra la violencia, ha dicho que los métodos habituales de tipo defensivo son insuficientes para luchar contra la violencia de derechas en el este de Alemania. La policía y la justicia son competencia de los Estados federados. En algunas zonas del este, los grupos ultraderechistas han establecido "territorios liberados de la presencia de extranjeros".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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