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Gore se escuda en la economía frente a Bush

El candidato demócrata denuncia que su rival se opone al control de las armas de fuego

Ante la asamblea de la Asociación Nacional de Organizaciones de Policía reunida ayer en Washington, Al Gore denunció que los candidatos republicanos a la Casa Blanca, George Bush y Dick Cheney, se oponen al endurecimiento de las leyes para controlar el acceso a las armas de los particulares. El día anterior, en una asamblea de bomberos celebrada en Chicago, Gore puso el acento en los excelentes resultados económicos de la presidencia de Bill Clinton, anticipando que ése va a ser su principal argumento para contrarrestar la nueva imagen, sonriente y moderada, diseñada por sus rivales en la convención republicana de Filadelfia. Allí, Cheney, candidato republicano a la vicepresidencia, utilizó una fórmula empleada en 1992 por Gore contra George Bush, el padre del actual aspirante conservador a la Casa Blanca: "Ha llegado el momento de que se vayan".Pero Gore quiso atajar esa idea en Chicago señalando: "Aunque a nuestros oponentes no les guste, no hay ahora en EE UU una recesión como la que había en 1992. Y no hay un déficit presupuestario como el que había en 1992". El buen estado de las finanzas públicas norteamericanas, que tienen superávit, y de la economía en general, con un nivel insólitamente bajo de índice de desempleo, el 4%, son los grandes argumentos electorales de Gore. "Tenemos la economía más fuerte de nuestra historia, una que ha creado en los últimos años más de 22 millones de nuevos empleos y ha reducido a la mitad el número de personas necesitadas de asistencia pública", dijo.

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Por detrás de Bush

En teoría, esa situación debería asegurarle su elección, el 7 de noviembre, como futuro inquilino de la Casa Blanca. Pero el atractivo personal de Bush, el apoyo que recibe de personajes populares como Colin Powell y John McCain y la unidad y templanza demostradas por los republicanos en Filadelfia sitúan ahora a Gore más de 10 puntos por detrás de su rival en los sondeos de opinión.Uno de NBC difundido ayer asegura que Filadelfia le ha valido a Bush una ventaja adicional de cinco puntos con relación a Gore. Bush, según esa encuesta, le saca ahora al candidato demócrata 11 puntos de diferencia frente a los seis de antes de la convención republicana. Otro, del Tarrence Group citado por The New York Times, afirma que Bush ha pasado de ganarle a Gore por ocho puntos a hacerlo por 18.

En Detroit, Bush dijo ayer estar deseando celebrar debates "cara a cara" con Gore, aun reconociendo que su rival es "muy bueno" en este tipo de confrontaciones. "Es sano para nuestro país que haya debates y los habrá", dijo el candidato republicano. Según negocian los equipos de los dos candidatos, podrían celebrarse tres en octubre, en Boston, Winston-Salem (Carolina del Norte) y Saint Luis (Missouri). Curándose en salud, Bush dijo que su actual popularidad es un fenómeno normal tras las convenciones de los partidos y adelantó que no durará. Gore tiene, en efecto, dos semanas por delante para neutralizarlo con el nombramiento de su candidato a la vicepresidencia y la convención demócrata que comenzará el día 14 en Los Ángeles.

No obstante, inquieto por la incursión de Bush en temas demócratas como la mejora de la educación y la salvaguarda de las pensiones de jubilación, y por su "ofensiva de encanto" en grupos minoritarios como los hispanos y los negros, Gore se ha puesto en marcha de inmediato. Dando por terminadas sus vacaciones veraniegas en una playa de Carolina del Norte, Gore ha reaparecido en la escena política con un estilo físico muy agresivo -camina, salta y palmea como un gladiador desbordante de adrenalina- y un lenguaje muy duro respecto a los republicanos.

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La convención de Filadelfia fue, dice Gore, "un baile de máscaras para los intereses especiales", una alusión a las grandes empresas farmacéuticas, tabacaleras y de seguros que financian a los conservadores. "Ellos", añade, "están a favor de los poderosos, nosotros estamos a favor del pueblo".

Otro argumento de Gore contra Bush es que el candidato republicano no hizo la guerra de Vietnam, sino que se las ingenió para prestar servicio militar en la aviación de la Guardia Nacional de Tejas. Gore, por el contrario, fue a Vietnam, aunque como periodista de las Fuerzas Armadas y sin intervenir jamás en combate. El aspirante demócrata podría subrayar esa diferencia respecto a su rival nombrando candidato a la vicepresidencia a un verdadero veterano de las junglas de Indochina, el senador por Massachusetts John Kerry.

Es curioso que la única pega seria al equilibrado discurso con el que Bush cerró la convención de Filadelfia y, según la mayoría de los analistas, consiguió por primera vez estatura de presidenciable, proceda de las Fuerzas Armadas. El Pentágono precisó el viernes que una alusión concreta de Bush no es correcta. Arguyendo que la moral y la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas de EE UU han disminuido bajo la presidencia de Clinton, Bush afirmó que dos de sus 10 divisiones no están en la actualidad preparadas para combatir.

Pues bien, el Pentágono afirma que eso fue cierto hace siete meses, cuando la Primera y Décima divisiones tuvieron problemas a causa de su despliegue en los Balcanes. Pero los problemas ya han sido superados, y la Primera y la Décima están plenamente operativas, precisó el Pentágono. Esa falta de actualización de la información manejada por una candidatura que cuenta como número dos a un ex secretario de Defensa y que es apoyada por el ex general Colin Powell, le ha valido a Bush las críticas más fundadas a su discurso de la madrugada del viernes.

Días marchitos

Gore siguió ayer contraatacando. Bush y Cheney representan "los días marchitos y los oxidados caminos de la Vieja Guardia", dijo. El vicepresidente de Clinton aceptó que va por detrás de Bush en estos momentos, pero expresó su convicción de que, pasado el efecto de "la lluvia de confeti" de Filadelfia, su situación mejorará. Los estrategas de la campaña demócrata situaron ayer a Gore ante la asamblea anual de la Asociación Nacional de Organizaciones de Policía, celebrada en la capital norteamericana. Gore no desperdició la ocasión. Recordó, en primer lugar, que, en sus tiempos en el Congreso, Cheney votó en 1980 en contra de una ley para prohibir las llamadas "balas asesinas de policías", aquellas que pueden perforar los chalecos protectores que usan los agentes de las fuerzas de seguridad. Gore recordó que Bush se opone a la aprobación de nuevas leyes para dificultar el acceso de los particulares a las armas de fuego, como la creación de un permiso obligatorio de armas.Estas propuestas de Clinton tras las matanzas protagonizadas por chavales en centros escolares duermen en los pasillos del Capitolio de Washington merced a la oposición de la mayoría legislativa republicana. Bush, que como gobernador de Tejas ha aprobado medidas para facilitar que la gente lleve encima sus armas de fuego, está recibiendo estos días el apoyo indirecto de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el poderoso lobby que se opone a cualquier recorte al derecho a comprar y poseer pistolas y rifles. En anuncios televisados, Charlton Heston, que la pasada semana tuvo que recibir tratamiento por un rebrote de sus problemas de alcoholismo, no pide directamente el voto para Bush ni menciona su nombre. Pero el actor y presidente de la NRA afirma que entre dos candidatos presidenciales "siempre hay uno que defiende más las libertades individuales que otro". Tratándose de las armas, la alusión es obvia.

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