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La calle también es un museo en Benissa

Por noveno verano consecutivo, calles, plazas, balcones, muros, ventanales y rejas del casco histórico de Benissa (La Marina Alta) se convierten durante los meses de julio y agosto en un auténtico museo al aire libre para acoger, previa minuciosa selección, una serie de intervenciones artísticas de vanguardia. En esta ocasión, la muestra L'espai trobat ofrece ocho propuestas de otros tantos artistas valencianos, con las que se ha creado un itinerario que se aconseja seguir en horario nocturno, pues es entonces, fruto de una adecuada iluminación, cuando las obras ganan en belleza y contenido.Las plazas de L'Església Vella, Centre Social y del Convent, las calles Có y Forn, el Cantó del Forat, el pasaje de Bernia y La Llotja son los puntos en los que, de norte a sur del centro histórico, se han distribuido las propuestas, que intentan romper con el concepto tradicional del museo cerrado como lugar ideal para disfrutar y contemplar el arte creativo, pictórico o escultórico, con rienda suelta a la utilización de nuevos materiales.

Los mismos títulos de las obras, seleccionadas por un jurado especializado, ya invitan al recorrido. Al alcance de tu mano, de María Ángeles Ródenas, Exhumant fragments (Roser Beneito), Sin silencio y O KM./ H. (ambas de Elisa Lozano y Gerardo Sigler), Sin título (Carmen García Muriana), Mans (Viky Ruiz y Ángel Crespo), 24 hores (Carolina Tomás i Bono, y Hábito espiralado, de Judith Samper, integran una de las ofertas culturales más interesantes de la temporada.

Se parte del convencimiento de que los grupos escultóricos ganan vistosidad y visitantes cuando se exponen en la vía pública. Se satisfacen así intereses de distinta naturaleza. Por un lado, artistas valencianos de vanguardia encuentran un espacio en el que mostrar sus creaciones. Por otro, el municipio atrae visitantes a una zona que potencia turísticamente. Los visitantes encuentran una excusa más para adentrarse en las empinadas y empedradas calles del municipio.

La operación se pone en marcha en primavera, cuando se hace pública la convocatoria y comienza la recepción de proyectos, de los que sólo una mínima parte se materializarán. Un portal, una fuente, un forjado, la fachada de un vetusto edificio de principios de siglo, un callejón sin salida o una esquina. Todo sirve para acoger la muestra, abierta hasta finales de agosto.

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