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El gasto farmacéutico, agujero negro de la sanidad

Javier Sampedro

La industria

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El 90% de las farmacias secunda el cierre contra el recorte de beneficios impuesto por decreto

La razón de fondo que subyace a las medidas del Gobierno y a la reacción de las farmacias no es la liberalización del sector -que siempre ha estado y sigue estando intervenido por los cuatro costados-, sino el gasto farmacéutico público, uno de los problemas más graves de la sanidad española. El Sistema Nacional de Salud se gastó en medicamentos el año pasado más de un billón de pesetas (1.041.047 millones, para ser exactos), y el gasto viene creciendo a unos ritmos insoportables, cercanos al 10% anual.De este modo, el gasto farmacéutico está devorando los presupuestos de la sanidad pública. La factura en medicamentos ya da cuenta por sí sola del 24% del presupuesto sanitario español, uno de los porcentajes más altos de la Unión Europea. Ésa es la principal razón del Gobierno para intentar recortar esas cifras.

Otra cuestión es si las medidas del Gobierno son adecuadas para conseguir ese objetivo. Por ejemplo, el impacto que pueda tener el recorte de los márgenes que percibe el farmacéutico por los medicamentos más caros dependerá de la impredecible evolución de los precios de los nuevos fármacos.

Actualmente, sólo algunos antirretrovirales y drogas para atenuar el rechazo inmunológico superan las 20.000 pesetas por envase, pero es probable que el número de medicamentos caros crezca deprisa en los próximos años.

Los márgenes de las farmacias son un factor secundario en el incremento del gasto público. Las dos principales causas del crecimiento disparado de la factura farmacéutica, según coinciden en señalar los expertos, son el envejecimiento de la población y, sobre todo, la continua aparición de nuevos medicamentos que la sanidad pública se ve forzada a financiar para satisfacer la demanda de los ciudadanos y las presiones de la poderosa industria farmacéutica.El año pasado, el Gobierno rebajó por decreto el precio de los fármacos en un promedio del 6%, una medida que reduce en unos 50.000 millones de pesetas anuales los beneficios de los laboratorios. Pero el decreto no evitó que el gasto farmacéutico creciera un 10% en 1999.

Una medida más estable para recortar el gasto es el llamado decreto de precios de referencia, que entrará en vigor en pocas semanas y pretende estimular el uso de los genéricos, medicamentos que han perdido la patente y se venden más baratos. Funcionará así: cuando un médico recete un fármaco con marca, el farmacéutico estará obligado a sustituirlo por su genérico o a cobrar al paciente la diferencia de precio.

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