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La explosión de un coche bomba en el Ulster incrementa la tensión aunque no causa heridos

La policía de Irlanda del Norte culpa al IRA Auténtico de la bomba que estalló en la madrugada del domingo en la localidad de Stewartstown, a pocos kilómetros de Drumcree, lugar donde se celebró horas después la polémica marcha de la Orden de Orange. Dos objetivos motivaron la acción del grupo disidente republicano: matar a policías y civiles de este enclave norirlandés y potenciar la tensión que el resto de la región vive en esta semana de festejos y manifestaciones protestantes. Los autores de la explosión fallaron en su doble propósito.

Cargada con cerca de cuatro kilogramos de explosivos, la bomba estaba instalada en un coche abandonado junto a la comisaría de Stewartstown, en el condado de Tyrone. Su explosión, al filo de la una de la madrugada del domingo (una hora más en Madrid), día crítico en el calendario de marchas orangistas, se produjo mientras las fuerzas de seguridad desalojaban las viviendas cercanas. Se había recibido minutos antes una llamada, al parecer anónima, alertando sobre el estacionamiento de un vehículo sospechoso en el área. No hubo víctimas, pero unas 70 viviendas quedaron dañadas en el atentado.Tom Craig, alto responsable de la policía regional, el Royal Ulster Constabulary (RUC), confirmó por la tarde que no había agentes de guardia en el pueblo a la hora del atentado. Estaban, presuntamente, vigilando las campas en torno a la ermita de Drumcree en prevención a un posible ataque de simpatizantes orangistas frustrados por la prohibición de desfilar, ayer, por el barrio católico de Garvaghy. La explosión llegó a escucharse en este enclave rural, distante menos de 30 kilómetros de Stewartstown.

Ronnie Flanagan, jefe del RUC, identifica a los autores del atentado como miembros del IRA Auténtico. A diferencia de otras organizaciones paramilitares, este grupo de disidentes republicanos no ha renunciado a la lucha armada desde que comenzó el proceso de paz. "La intención del ataque es inflamar una situación que ya es de por sí bastante tensa", denunció Peter Mandelson, ministro británico para Irlanda del Norte.

El resto de los políticos coincide con su interpretación. "Una provocación deliberadamente diseñada para realzar la tensión", denunció Seamus Mallon, viceprimer ministro del Gobierno autónomo norirlandés. "Un acto siniestro y una ofensa contra todos los irlandeses que han votado por la paz", señaló, por su parte, el primer ministro irlandés, Bertie Ahern. La entrada en escena de la disidencia republicana coincide con el apoyo visible de los paramilitares lealistas a la protesta de Drumcree. "Se alimentan mutuamente con el objetivo de empeorar la situación", advirtió David Trimble, primer ministro de Irlanda del Norte. No hubo represalia inmediata a la acción republicana, pero tampoco se pudo relajar la guardia en anticipación de nuevos disturbios.

Las bandas armadas lealistas y republicanas luchan por objetivos distintos -la reunificación política de la isla de Irlanda y la defensa íntegra del Reino Unido, respectivamente-, pero coinciden con los orangistas en el rechazo del Acuerdo de Viernes Santo, que dio paso a la creación del autogobierno norirlandés. "El atentado", dijo Martin McGuinness, ministro de Educación del Ulster, del Sinn Fein, "ha sido perpetrado por gente que no tiene ninguna credibilidad. Es una ironía que la Orden de Orange y los autores de la bomba compartan la misma agenda".

Al término de la marcha de Drumcree, algunos simpatizantes orangistas lanzaron proclamas en contra del autogobierno y exigieron la disolución de la Asamblea autónoma de Belfast. Forma parte de la agenda real, escudada bajo un camuflaje de demanda legítima de derechos civiles, que la ministra nacionalista Brid Rodgers puso de manifiesto en la marcha de Portadown. "Hay gente que claramente utiliza la protesta para luchar contra el acuerdo político. Desfilar no es el objetivo que está aquí en juego", dijo ayer en el sector católico de la barricada policial.

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Rodgers, cuya dimisión demandan los orangistas, denunció ayer la convocatoria, para el día de hoy, de nuevas manifestaciones protestantes. Sus líderes no pudieron, y quizá tampoco quisieron, contener la violencia los días pasados y la titular de Agricultura del naciente autogobierno teme que los orangistas fallen una vez más. "Deben afrontar su responsabilidad y tomar medidas para evitar nuevos actos de violencia. Temo que el lunes no serán capaces de contener la protesta que ellos mismos han convocado. Es una excusa para fomentar la tensión y destruir el acuerdo", denunció.

Paradójicamente, el atentado del IRA Auténtico permitió a los orangistas eludir cuestiones relacionadas con la violencia protestante. "Hemos aguantado 30 años de violencia republicana y sus autores están hoy en el Gobierno", señaló David Jones, portavoz de la logia orangista de Portadown.

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