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La guerra ignorada de Filipinas

El Gobierno de Manila se sienta hoy a negociar una autonomía para los secesionistas islámicos de Mindanao

ENVIADO ESPECIAL

En las junglas tórridas de Mindanao, miles de soldados filipinos, con apoyo cañonero y de helicópteros artillados, baten sin parar durante las últimas semanas las posiciones de los independentistas musulmanes en la peor crisis militar a que se ha enfrentado Manila desde los tiempos del dictador Marcos. En los hospitales sin medios de algunos pueblos del sur, soldados y civiles, muertos y mutilados, dan cuenta de una guerra ignorada que en los últimos dos meses ha producido más de 100.000 desplazados. Aida Marohombsar, ama de casa musulmana, dice: "Esto es peor que lo de los años setenta. Se han perdido muchas vidas. El problema de Abu Sayyaf no es lo mismo que lo que ocurre en Mindanao. El MILF no es un grupo terrorista. El Ejército es el que no quiere la paz. Responde a las propuesta del MILF con el bombardeo de la comunidades musulmanas".

El MILF es el Frente Moro de Liberación Islámica, un grupo muy ideologizado que controla diversas partes de Mindanao y tiene como proyecto la creación de un Estado independiente para cinco millones de musulmanes regido por la ley islámica o sharia en Mindanao e islas limítrofes. Manila y el MILF han estado años negociando, según el patrón de unas conversaciones anteriores del Gobierno con el MNLF, (Frente Moro de Liberacion Nacional) que acabaron en 1996 con la concesión de la autonomía a cuatro provincias, gobernadas por Nur Misuari, líder y fundador del MNLF.

Las negociaciones se rompieron inesperadamente el pasado mes de abril por la disputa por el control de una carretera que corre de sur a norte de la isla y flanquea el Campo de Abubakar, un área liberada de cientos de kilómetros cuadrados y unos 35.000 habitantes que es para el MILF un embrión de su futuro Estado islámico, con colecta de impuestos, educación en madrasas (escuelas coránicas) y custodia militar, el grueso de una fuerza estimada de 15.000 combatientes repartidos por otros campos semejantes, pero menores. Abubakar era tolerado por Manila hasta el extremo de que desarrollaba en su límite exterior un programa de docencia agrícola dirigido a enseñar a los islamistas técnicas de cultivo y probar así ánimo de conciliación.

Milicianos del MILF o gentes afines empezaron a cobrar peaje a quienes transitaban por esa carretera y el Gobierno saltó. Un acuerdo de retirada alcanzado a finales de abril fue respondido al día siguiente con una emboscada a una patrulla gubernamental que se acercaba a un puesto de control de Abubakar. Fue la chispa que hizo estallar las tensiones bélicas y los agravios de décadas. Abubakar ha sido respetado, pero otros campos se han convertido en objetivo militar durante las últimas semanas y el Ejército anunció ayer la captura del de Bushra, el segundo mayor tras el de Abubakar, también en Mindanao. En un mes ha habido decenas de muertos en ambos lados, pueblos aislados y bombardeados, carreteras cortadas, un aeropuerto cerrado indefinidamente y decenas de miles de refugiados. Mindanao, la segunda isla más grande del archipiélago y una de las más pobres, pese a sus enorme potencial agrícola y minero, vive en estado de guerra. En la vecina Cebú, que flota como un corcho en todas las crisis filipinas, esperan de un momento a otro un boom provocado por la huida de quienes temen lo peor en el sur.

El presidente Joseph Estrada visitó Mindanao el pasado 7 de mayo con una rama de olivo en una mano y un fusil en la otra. "Ofrezco la paz a los que quieren la paz, pero derrotaré a los que quieren la guerra. Si hace falta una guerra para alcanzar la paz en Mindanao, la habrá. Esto ya ha durado demasiado y vamos a acabar con ello". Al padre Eliseo Mercado, un mediador de Cotabato en las negociaciones entre MILF y Gobierno, las palabras de Estrada le horrorizaron. "No sé por qué Estrada se empeña en una solución militar para el problema islámico. La historia nos enseña que la solución militar nunca ha sido una solución para Mindanao".

La administración colonial española nunca pudo controlar el sur ni el interior de Mindanao, ya islámico cuando Magallanes llegó allí por primera vez en 1521 y Legazpi tomó posesión para Felipe II en 1565. Cuando España vendió en 1898 Filipinas a EEUU, los jefes musulmanes de Mindanao sólo pudieron ser aplacados con el compromiso de Washington de concederles un régimen de autogobierno, pronto burlado por el presidente McKinley. La propia independencia filipina de 1946, que incluía a Mindanao, fue considerada como una afrenta por los nacionalistas del sur, donde el sentimiento de ser otra cosa tiene raíces seculares: se autodefinen como Moros, denominacion que recibieron de los españoles del XVI llegados a Filipinas. Moros son los musulmanes de las tribus de Mindanao: los cristianos no se definen como tales, aunque el MILF se dice abierto a cualquier religión.

La actual campaña militar ha hecho mella en el MILF, que ayer volvió a negociar con el Gobierno en la pequeña localidad de Cotabato, no lejana a Abubakar. Moner Bajunaid, uno de los emisarios del MILF, da cuenta de un cambio de estrategia y la renuncia momentánea a las ambiciones independentistas a cambio de concesiones económicas y administrativas, una autonomía con fondos de Manila. Cuando se le pregunta si el MILF se está ablandado, Bajunaid responde: "¿Ablandarnos por nuesta gente? ¿Por qué no? El MILF tiene corazon". El Gobierno va a ejercer su autoridad para "defender nuestra integridad territorial como una nación", pero los negociadores enviados a Cotabato por Estrada también va a plantear programas de desarrollo socioeconómico en las zonas musulmanas, incluidas las tuteladas por el MILF.

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