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La exposición de flores de Girona ha atraído a 500.000 visitantes en nueve días

Cerca de medio millón de personas se han paseado por las callejas floridas del casco antiguo de la ciudad de Girona durante los nueve días de la exposición Girona, Temps de Flors. La cifra, similar a la de años anteriores, demuestra que sólo una climatología adversa es capaz de aguar una convocatoria consolidada. La muestra floral, que se cerró el domingo, es un excelente aparador de una ciudad que en los últimos años ha realizado una importante transformación y una constante recuperación arquitectónica.

Uno de los valores de la muestra es su carácter abierto, que permite al visitante realizar su propio itinerario al margen del establecido por la organización. El recorrido de los patios es uno de los más valorados y permite satisfacer la curiosidad de los propios gerundenses, accediendo a recintos privados que habitualmente permanecen cerrados. En esta ocasión se han ornamentado 35 espacios, entre los que se encontraban el Palau del Bisbat o la Fontana d'Or. Las exposiciones florales, con composiciones mucho más esmeradas y complejas, ocuparon las zonas más nobles de la Girona monumental. El subterráneo de la Catedral, un espacio que sólo es accesible por estas fechas, el claustro de la misma seo, las escaleras de Sant Feliu, recientemente restauradas, el centro Bonastruc Ça Porta, la Plaça dels Jurats o els Banys Àrabs son los espacios que han congregado más visitantes.

No obstante, el espacio de mayor impacto ciudadano ha sido el único que no exhibía una sola flor. Se trata del refugio antiaéreo del Jardí de l'Infància, un lugar que para muchos vecinos fue sinónimo de angustia y terror. La inclusión del refugio en la visita floral, habitualmente cerrado al público, constituyó un contraste que los visitantes aceptaron de buen grado. Las tétricas bóvedas subterráneas de ladrillo, con aberturas para evitar que algún obús cerrara las vías de salida, aparecen hoy en día como una excelente muestra constructiva de los años 30 y son el fiel testimonio de una época amarga de Girona.

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