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Tribuna:NEGRITAS
Tribuna
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Regatas

La Regata 2000, que ha sido un éxito promocional, de ocio y de repercusión económica -3.000 millones, asegura el Ayuntamiento que ha dejado en la ciudad-, al final, ha tomado el camino inevitable de la polémica.Esta regata, que ha triunfado, aunque estaba cortita de barcos grandes, sigue el sendero polémico de la precedente, la Regata Colón 1992, que estuvo sobrada de barcos pero justita de organización y escasa de repercusión.

Esta semana, los portavoces de la oposición han pedido una comisión de investigación tras conocer que el equipo de gobierno, del PP, pagó un millón y medio de pesetas a cada uno de los cuatro técnicos encargados de la cita.

La oposición ha lamentado ya no sólo la cantidad, sino la decisión de la Comisión de Gobierno de tramitar la prima por la vía de urgencia y sin informar a la opinión pública. A nadie ha convencido la justificación que ha ofrecido el presidente del comité organizador y concejal de Deportes, Jesús de Sobrino, quien sostiene que se ocultó el pago de las primas para preservar "la privacidad" de los técnicos, aunque el dinero es tan público como el Parque Genovés.

Y donde más se atraganta el balance es en el dinero que le costará al Ayuntamiento, 90 millones, una cantidad ciertamente insignificante, inapreciable. El problema es que la alcaldesa, Teófila Martínez, se empleó a fondo contra la Colón 92, hace cinco años, porque había costado dinero al municipio. Estrenando su mayoría absoluta no ahorró picas y emplazó a tomar como ejemplo de autofinanciación la que acaba de marcharse. Regata polémica, y eso que ha sido un éxito.

La mayoría de los acontecimientos que tienen que ver con el mar en Cádiz terminan naufragando. Y es paradójico, porque ha sido históricamente la fuente de riqueza más sólida. Fracasó el Museo del Mar y La Ciudad del Mar, Puerto Sherry languidece, el famoso barco del arroz se hundió en el mismo muelle, los astilleros están a punto de cambiar el cartel de AESA, y así una larga lista. Todo se complica en el mar.

La última es que científicos de la Universidad de Huelva han informado que la abrasiva pintura antialgas de los cascos de los barcos está provocando cambios biológicos en algunas especies. Las cañaíllas, por ejemplo, están desarrollando un pene. Toda una moraleja.

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