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Una pelea entre chinos y magrebíes en Lavapiés acaba con tres heridos

Una discusión en una tienda de ropa de Lavapiés desembocó ayer en el último estallido de violencia entre inmigrantes. Chinos y magrebíes, dos comunidades enfrentadas en el barrio, se pelearon armados con botellas y palos. Los vecinos comentaron que hasta 30 personas participaron en la refriega, que acabó con tres heridos leves por contusiones y siete detenidos, según la policía. Ocurrió a las 15.30. Los antidisturbios tomaron después el barrio para evitar más agresiones.

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El enfrentamiento que se produjo ayer entre la comunidad china y la magrebí en Lavapiés es el segundo que mantienen ambos colectivos de inmigrantes en los últimos 15 días. La pelea se originó a las 16.30 en una tienda de ropa al por mayor situada en el número 27 de la calle de Mesón de Paredes, regentada por Xiao Zheng Wan, de 28 años. El marido de Zheng, Li Xhenwei, aseguró que su esposa comenzó a discutir con la mujer magrebí porque pensó que quería robarla. La discusión se calentó hasta el punto que las dos mujeres se enzarzaron en una pelea. Xhenwei mostraba ayer un mechón de pelo pelirrojo perteneciente a su esposa que, según él, le había arrancado la mujer magrebí en un momento de la riña.

Mientras la hija de la mujer marroquí avisaba a sus compatriotas, que se encontraban en dos bares situados a menos de 50 metros de la tienda de ropa, algunos chinos que vendían en los comercios cercanos acudían en ayuda de la dueña.

Cuando el grupo de marroquíes llegó a la tienda donde se había desatado la disputa, vieron cómo la mujer norteafricana era zarandeada por chinos y cómo algunos de éstos enarbolaban palos. Los magrebíes cogieron entonces varias botellas vacías de cerveza de dos bares próximos al comercio y las arrojaron contra los chinos. Éstos salieron en persecución de los magrebíes, a los que se enfrentaron en el cruce de la calle del Oso con la de Mesón de Paredes.

Un vecino del barrio, propietario de un bar, echó el cierre ante la violencia inusitada de la pelea. "Nunca había visto algo así. Se han pegado durante más de media hora. Mientras los chinos daban golpes con los palos, los marroquíes se liaban a botellazos y les arrojaban los cristales". La policía, que culpa de la pelea a los chinos, acordonó las calles y detuvo a siete personas, tres orientales y cuatro magrebíes. Entre los marroquíes detenidos se encuentra un camarero del bar Al-Aman. "Mi compañero se ha enterado de que pegaban a su hermano y ha ido a ver qué pasaba. Y en medio de la pelea le han detenido sin darle ninguna explicación", contaba otro camarero de Al-Aman.

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Sólo uno de los tres heridos, un joven magrebí de 16 años, tuvo que ser hospitalizado por el Samur con una herida en la cabeza y una fractura de muñeca.

En la reyerta, según la policía, no se emplearon ni hachas ni armas blancas. Sólo palos y barras de hierro.

La Delegación del Gobierno de Madrid envío después de la refriega 50 antidisturbios para evitar nuevos incidentes. La plaza de Cabestreros aparecía a las siete de la tarde tomada por policías de paisano, agentes de proximidad, antidisturbios.

Tensión

La tensión existente entre el colectivo chino y el magrebí en Lavapiés se acrecentó tras el atraco que el pasado 21 de abril, Viernes Santo, sufrió un repartidor de comida china. El joven fue asaltado por un grupo de marroquíes, que le robaron el pedido y 20.000 pesetas y le hirieron con un arma blanca. Cuando la víctima relató lo sucedido en el restaurante donde trabajaba, otros empleados chinos abandonaron el local en busca de los agresores y se enfrentaron a un grupo de veinte marroquíes, que posteriormente lanzaron piedras y botellas contra el establecimiento.

Una semana después, la Delegación del Gobierno envío cien policías al barrio de Lavapiés para combatir la oleada de delitos que cometen, supuestamente, unos jóvenes magrebíes conocidos como La Banda del pegamento, por esnifar este producto tóxico, y que operan en los alrededores de la calle de Mesón de Paredes. En el barrio, la animadversión entre un grupo y otro es palpable: los chinos hablan de los marroquíes como de atracadores. Se quejan de que les asaltan constantemente aprovechándose de que ellos trabajan con dinero negro y no acuden a la comisaría a denunciar la agresión. Y los marroquíes insultan a los chinos a la primera ocasión. "Ellos, los chinos, lo hacen todo ocultamente", dijo ayer una chica de 17 años de padres marroquíes, "no es normal que ganen tanto dinero limpiamente".

El delegado del Gobierno en Madrid, Pedro Núñez Morgades, aseguró que el plan integral de acciones policiales, judiciales y sociales puesto en marcha en Lavapiés permitirá que el barrio vuelva a ser "un ejemplo de tolerancia y convivencia".

Núñez Morgades señaló que, al margen de las medidas sociales que el Ayuntamiento de la capital y la Comunidad de Madrid han puesto en marcha en Lavapiés, "las actuaciones de la Policía de Proximidad son fundamentales".

La policía ha incrementado su presencia en el barrio para prevenir los actos delictivos protagonizados, en su mayoría, por la denominada Banda del Pegamento. El delegado del Gobierno asegura que, a partir de junio, en el distrito de Centro trabajarán 410 agentes policía frente a los 320 encargados de patrullarlo en la actualidad.

Además, la Delegación de Además, el Ayuntamiento de Madrid y el Gobierno regional, en colaboración con las asociaciones de vecinos y de inmigrantes, han decidido poner en marcha medidas preventivas de tipo social para lograr la integración de los inmigrantes: entre otras, se cuenta la apertura de nuevos centros de atención a inmigrantes.

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