_
_
_
_
Tribuna:ETA VUELVE A MATAR
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Recuerdo de un luchador antifascista

Te conocimos a finales de los años 60 en las cárceles del franquismo: Carabanchel, Soria, Segovia, quizá alguna más, por las que transitaste aquellos años negros de la dictadura. Apareciste una mañana por el patio de la prisión junto al viejo guerrillero Ochaviña, de Eibar, detenidos ambos por la político-social (o quizá por la Guardia Civil, qué más da) por la simple razón de luchar por la libertad desde las filas del PC de Euskadi y de CC OO, que fundaste en Guipúzcoa. Soñabas, como todos nosotros, con una España -y un País Vasco- democráticos, donde todas las ideas se pudieran defender con las armas de la razón y de los votos; en la que, de una vez por todas, se superasen los enfrentamientos violentos que tantas veces habían ensangrentado nuestra historia, que tú conocías muy bien. Te ganaste enseguida la simpatía y el afecto del colectivo de presos políticos por tu carácter extravertido, optimista y tolerante, con un profundo sentido de la necesidad de la unidad de los antifranquistas. En tu manera de ser, en la forma como hablabas, en tus gestos y movimientos, no podías ocultar que eras un vasco de una pieza, de Tolosa, de Andoain, aunque ya no podemos recordar dónde habías nacido. Sin necesidad de invocar a todas horas el nombre de Euskadi en vano, transmitías la simpatía y generosidad de las gentes vascas.Quién nos iba a decir entonces que ETA, a cuyos militantes defendimos, a pesar de condenar sus métodos, para que Franco no los fusilara, incluso yendo a la cárcel por ello, un día nos iba a pegar un tiro en la nuca. Aunque ya en la democracia, cuando siguieron asesinando, incluso a niños, éramos conscientes de que eran capaces de eso y de mucho más. Por eso fuiste de los primeros, junto con otros luchadores antifranquistas, en oponerse a tanta barbarie. La dictadura no pudo contigo y saliste de las prisiones tan entero como habías entrado. Has seguido luchando desde entonces como siempre, con la pluma y la palabra desde el Foro Ermua, por lo de siempre: por la libertad, por la convivencia frente a la extorsión y el crimen de ETA, esa nueva forma de fascismo en que se transforma todo nacionalismo radical y excluyente. Hoy, cuando escribimos estas líneas, ETA te ha asesinado. Queremos que sepas que jamás cederemos ante el chantaje de la violencia, que buscaremos la unidad de los demócratas para encontrar una solución que permita extirpar este cáncer, lo mismo que en otros tiempos nos unimos para superar la pesadilla de la dictadura. En fin, amigo Jose Luis, un fascismo te quitó la libertad y otro te ha quitado la vida. Al final, éste, como aquél, será derrotado por el pueblo español, por el pueblo vasco, con las armas de la democracia. Hasta siempre.

Nicolás Sartorius y Eduardo Saborido fueron compañeros de prisión de José Luis López de Lacalle.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_