Denilson arremete contra la hinchada del Betis
Denilson de Oliveira, el jugador más caro de la historia del Betis -5.260 millones- y también el que menos réditos ha reportado si se comparan sus números con su alto coste, está cansado de las críticas que recibe de la afición verdiblanca. Unos aficionados que en este trance agónico de ver al Betis al borde del descenso le reprochan su falta de entrega con el club que le paga su multimillonario sueldo.
Tras calificar ayer su etapa en el Betis como la "más difícil y negativa" de su carrera, Denilson arremetió contra el comportamiento de la afición verdiblanca. "Cuando llegué aquí escuchaba que la afición estaba con el Betis manque pierda y creo que esa frase no sirve ya, porque realmente la afición no se está portando bien". El centrocampista brasileño dijo que ya no le afectan las habladurías de los aficionados: "No le doy mucha importancia a lo que la gente habla. Me da igual lo que digan, porque estoy seguro de que tengo calidad para sacar mi trabajo adelante". Estas palabras no han sentado bien a Faruk Hadzibegic, técnico del Betis, quien ha pedido al jugador que respete a la afición y a sus compañeros que, sin ser titulares como él, evitan quejarse de su situación.
Denilson reaccionó así tras verse en el centro de las iras de la hastiada afición del Betis, frustración que se reflejó en unas pintadas aparecidas en el estadio verdiblanco que recriminaban al brasileño y a Benjamín la poca rentabilidad que sus costosos fichajes han reportado.
Y es que Denilson le ha salido muy caro a Manuel Ruiz de Lopera, presidente del Betis, quien en el verano de 1998 apostó por el entonces centrocampista del São Paulo y construyó en torno a él un proyecto de equipo que apenas dos temporadas después se ha desmoronado por completo. Los 5.260 millones en los que se cifró su fichaje se han convertido, dos años después, en un lastre para un Betis que camina con paso firme a Segunda División y que ve como la joya de su corona se ha devaluado por deméritos propios. Sus números lo dicen todo. Cinco goles, dos de penalti, repartidos en los 65 encuentros que lleva disputados. Cuenta que, junto a su juego preciosista pero estéril e individualista, le ha valido la chanza de una afición que le mimó en exceso y que ahora le acusa de querer regatear hasta a su sombra. Denilson se autoexculpa y dice que a él no se le contrató para hacer goles, porque nunca los ha hecho. Y entonces, ¿a qué vino al Betis?, se preguntan los aficionados, molestos ante los devaneos del brasileño con varios equipos italianos.
En algo sí destaca Denilson: es el jugador de la Liga que más faltas recibe, con 159, 17 más que Munitis, el segundo más castigado. Cifra que, si el Betis baja a Segunda y Lopera mantiene su intención de no desmantelar la actual plantilla, seguro que el habilidoso Denilson es capaz de hasta duplicar.
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