_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Basura

JAIME ESQUEMBRE

Quince minutos de ataque por parte de EU, otros 12 del PSPV, seis minutos de defensa descafeinada e incoherente del concejal de Servicios, del PP, y no más de un cuarto de hora de intervención del alcalde, que tuvo que salir al quite para evitar el ridículo. Total: 48 minutos.

Es todo lo que necesitaron ayer las autoridades de Alicante para dar vía libre a las condiciones que regirán la multimillonaria contrata del servicio público de limpieza viaria y recogida de residuos urbanos hasta el año 2012. Nada menos que 80.000 millones de pesetas que se embolsará la empresa que resulte agraciada con el premio, que se ha tramitado con una premura desacostumbrada y quién sabe si premeditada. "No hay tiempo para consensuar", se oyó ayer en el salón de plenos. Hipotecan el futuro de la ciudad por doce años en menos de una hora, y nada ni nadie lo puede impedir. Es un tributo que debemos pagar todos a la democracia, que permite estas cosas sin obligar a colocar la foto del responsable del desaguisado en el tablón de anuncios de la plaza mayor.

Se reconoció que el concurso es "mejorable", pero no se cambió ni una coma. Ya habrá tiempo, dicen, en periodo de alegaciones, que se extenderá por el ridículo plazo de ocho días. Ese es el plazo que los vecinos tienen para convencer al alcalde y a sus concejales, por ejemplo, de la necesidad de disponer de recogida selectiva de basura, para reciclar, ahorrar materiales y energía y, de paso, contribuir al mantenimiento de la naturaleza. Ese es el plazo que tenemos todos, por ejemplo, para explicarle al concejal del ramo que las normativas de la Unión Europea y del Gobierno español vinculan su gestión. Es el plazo, por ejemplo, para que los habitantes de las partidas rurales le hagan entender que su basura huele igual que la del vecino de la playa o el centro de la ciudad, y que por tanto se debe retirar a diario y no en jornadas alternas. Es el plazo para imponer la sensatez.

Es tiempo, en definitiva, para los milagros, aunque sean electoralistas. ¿Hay alguien ahí?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_