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El profesor autodidacto

El taller de escultura de Bilbaoarte huele a carpintería y el suelo está cubierto de virutas. Hasta el escultor Koldobika Jauregi (Alkiza, 1959), un hombretón con aspecto de robusto leñador, parece a menudo junto a los enormes trozos de madera allí almacenados. Es el material del curso que desde el lunes imparte a ocho alumnos que quieren conocer las técnica de la escultura en madera. Paradójicamente, el profesor es un autodidacto que defiende que la información se debe adquirir un poco después que el oficio. "Es una desgracia pero ya no hay artistas autodidactas, forjados por la experiencia, gente que no es el producto de una institución", asegura. "Soy de los últimos que quedan". Al convertirse en profesor, Jauregi también se considera una "rara excepción". Años atrás impartió clases de talla organizadas por el Inem en Rentería y descubrió que debía olvidar los modelos encorsetados de enseñanza y limitarse a transmitir a los alumnos los conocimientos que posee, desde el punto de vista de "una persona situada fuera del circuito de los centros de Bellas Artes".

El temario de sus clases se puede englobar bajo el título de hágaselo usted mismo y constituyen un compendió de 23 años de dedicación a la escultura. "Se aprende con práctica. Yo hago una pieza grande y los alumnos ven cómo se piensa una obra y cómo se realiza. Ven la técnica y la maquinaria que se utiliza. También se toca la teoría del arte y temas relacionados con el mercado y el papel del artista, pero todo a través del trabajo", recalca. "Todo a través de la práctica".

Jauregi trabaja desde hace cinco años en el museo Insel Hombroich, en unas dependencias situadas en medio de un bosque situado a unos tres kilómetros de la ciudad alemana de Düsseldorf. Allí preparó el proyecto que ha sido elegido para un parque público en Japón. Será una obra realizada con piedra caliza extraída de las canteras de Lastur, cerca de Deba.

Jauregi ha sido el único artista becado por la Fundación Chillida. El dinero de la beca, tres millones de 1990, se fueron a pagar deudas. Esa experiencia también llega a sus clases de escultura. "Explico que la realidad es más bestia que lo que se cuenta en la Universidad. Se pasa mucha horas en los talleres, en soledad. Si quieres ser escultor tienes que estar dispuesto a pagar un precio. Normalmente, es tiempo".

El artista quiere que sus alumnos aprendan más que a manejar la madera. "Deben mantener la disciplina del trabajo como en la facultad; comenzar un proceso individual de construirse a uno mismo. Que empiecen a ser autodidactas. Yo puedo darle claves generales, pero no secretos que yo mismo sigo buscando. Las sensaciones, la percepción, la experiencia no se aprenden en un libro".

Y pide que se olviden los prejuicios de trabajar con madera. "Ahora lo moderno es trabajar con plásticos. No lo critico, pero ¿por qué no se seguir usando la madera, que ha servido al hombre para expresarse en 40.000 años?".

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