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TEATRO -

GARCÍA CALVO PRESCINDE DE "BUENOS Y MALOS" La Abadía recupera en verso la verdad sobre el final de Pedro el Cruel

La pasión del rey Pedro el Cruel por el poder, que le fue arrebatado en 1369 por su hermano Enrique de Trastamara en uno de tantos enfrentamientos civiles en los que la modernidad perdió frente al inmovilismo, centra la obra Baraja del rey don Pedro, que desde mañana acoge el escenario del Teatro de la Abadía. José Luis Gómez, que después de tres años vuelve a dirigir, aseguró que le dio miedo enfrentarse con este texto, escrito en verso poético por el filósofo e historiador Agustín García Calvo, y que después le cautivó la acción.Un año entero ha llevado al equipo de La Abadía culminar los ensayos de este texto repartido en cuatro actos con los nombres de los palos de la baraja y un quinto titulado El Rey Nada. En él, García Calvo se ha ceñido "escrupulosamente", como experto que es, a los datos históricos que rodearon el final del rey Pedro de Castilla, encarnado por Ernesto Arias. "Evité las historias de buenos y malos que estigmatizaron a este personaje en las obras del infame Siglo de Oro español, que ahora nos venden como cultura y entonces eran poco más que entretenimiento de masas", dijo García Calvo, que, con todo, no las llegó a comparar con la televisión. "Aquí no hay simpáticos ni antipáticos, ni el menor signo de condenación a sus actitudes, como en esas obras en las que la opinión del autor se confunde con la acción", aseguró. Tan sólo indicó que tal vez el personaje de Men Rodríguez de Sanabria (Alberto Jiménez) puede despertar alguna simpatía entre el respetable. Esta obra obtuvo el año pasado el Premio Nacional de Literatura Dramática.

Precisamente fue la fuerza de la acción la que en última instancia cautivó al director del Teatro de la Abadía y de este nuevo montaje, José Luis Gómez, cuyo currículo ofrece un rosario de premios por su trayectoria en el teatro, reconocida tanto dentro como fuera de las fronteras españolas.

"Merecía la pena"

"Cuando leí por primera vez el libreto", admitió ayer durante la presentación de la obra, "me pregunté si merecía la pena complicarse la vida con un texto así". Pero Gómez no se arredró ante el reto del verso y puso a su equipo a adaptarlo al escenario. De esta forma, la traición, el sexo, la lucha por el poder, el enfrentamiento entre el hombre y la mujer, y las pasiones más brutales, tomaron forma: "Cuando la palabra entra en el actor, la hace bailar como una música en su cuerpo y llena el escenario con el latido y la vivencia de esos versos", que no se quedan en la simple "declamación y recitado". "La acción que expresan estas palabras", prosiguió Gómez, "es tan intensa porque los personajes quieren cosas: matar a su hermano, poseer a la mujer y a su hija; cuando esas voluntades existen en la obra, ésta es gloriosa", continuó; "en caso contrario, es débil", dijo, en alusión a los numerosos libretos en los que se prima la palabra, "la pura literatura", sobre la acción, "lo que la gente hace o dice para conseguir lo que desea".

Y lo que deseaba Enrique de Trastamara (Miguel Cubero) era recuperar para los señores feudales el poder que perdían en favor de los ciudadanos libres que en los burgos cultivaban el embrión burgués que acabaría con la Edad Media. "Esta obra enfrenta dos tiempos diferentes, la batalla que duró 26 horas entonces y el tiempo de los actores y del público, dos horas y cuarto de este siglo", apuntó el autor. El rey Pedro se refugia en sus recuerdos y en su pasión por Doña Toda (Elisabet Gelabert), señora del castillo de Montiel, donde él se esconde, y por su hija Gertrudis (Cristina Arranz). Así, "en una de las escenas de amor más atrevidas de la historia del teatro", en opinión de Gómez, "el rey toma a las dos mujeres creyendo que ejerce el poder absoluto sobre ellas cuando en realidad él es el poseído". Los actores del Baraja... pertenecen al elenco nacido de la propia escuela de actores de La Abadía, o bien se incorporaron a sus talleres para adaptarse a la forma de hacer de esta compañía. La cantante Lidia Otón se encarga, además, de las melodías, que "rompen el tiempo y proporcionan distancia al espectador".

Baraja del rey don Pedro. Teatro de La Abadía. Fernández de los Ríos, 44, metro Quevedo y Argüellas. Hasta el 26 de marzo. De 1.900 a 2.600 pesetas.

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