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El juicio por el incendio del Liceo finaliza sin aclarar las causas que provocaron el siniestro

El juicio por el incendio que destruyó el Liceo el 31 de enero de 1994 finalizó ayer en Barcelona sin aclarar las causas que provocaron el siniestro y con la evidencia de que el coliseo lírico barcelonés carecía de un sistema efectivo de seguridad. "Era tal la incuria, la dejadez y el poco cuidado que lo extraño es que el Liceo no se hubiera quemado antes", afirmó el fiscal Víctor Alegret durante su informe. Previamente, la fiscalía había retirado la acusación por falta de pruebas contra la arquitecta Konstanze Müller, asistenta de José María Folch, director técnico del teatro cuando ocurrió el incendio. El fiscal rebajó la petición de pena para él de dos meses de arresto a una multa de 1,5 millones de pesetas.

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El fiscal aseguró que nadie duda de que el origen del incendio fue una chispa procedente de las soldaduras que se realizaban ese día en la boca del escenario. Sin embargo, reconoció que los informes periciales realizados a instancias del juez instructor y del consorcio del Liceo "son difíciles de aceptar". Con todo, el fiscal considera que resulta más inverosímil el informe del consorcio, pues en él se explica que una partícula se coló por una rendija de escasos milímetros del telón de acero. El informe de la policía, por el contrario, sostiene que la partícula incandescente descendió unos 15 metros entre dos telones de acero separados por ocho centímetros, rebotó en una bandeja de arena y volvió a ascender hasta prender en el cortinaje. La defensa de Folch, ejercida por el letrado Emilio Zegrí, consideró, por su parte, que "si tan difíciles de creer son las dos versiones, debe de haber alguna alternativa, pero el juzgado instructor no ha podido determinar qué prendió el fuego".El fiscal recordó que Josep Maria Busquets, administrador del Liceo hasta 1992, había advertido en varias ocasiones de la necesidad de cerrar el teatro para reformarlo. "Pero entonces no se quiso hacer lo que al final se ha acabado haciendo con mayor coste económico".

Falta de seguridad

El ministerio público aseguró en otro momento de su informe que "causa asombro que un edificio como el Liceo no tuviera un jefe de seguridad, algo que tiene hasta la discoteca más infumable", y recordó que Folch asumió un riesgo y una responsabilidad cuando ordenó retirar el telón cortafuegos en abril de 1993 para montar una producción de ópera, y cuyos últimos retoques de reinstalación realizados con soldaduras destruyeron el coliseo. "Ese telón tarda días en retirarse y en cambio, aunque estaba en París el día del incendio, no dejó ordenado que se retiraran los telones de terciopelo de la boca del escenario, que se tardan tres horas en quitar". Según la fiscalía, Folch no fue consciente de ese peligro y cometió un cúmulo de dejaciones "que nos lleva a acusarle por omisión", indicó el fiscal.

Inicialmente, la fiscalía acusaba a Folch y a Konstanze Müller de imprudencia temeraria con resultado de incendio previsto en el derogado Código Penal y reclamaba para cada uno dos meses de arresto. Sin embargo, tras la entrada en vigor del nuevo código, el fiscal considera que debe aplicarse el artículo 267, que tipifica los daños causados por imprudencia grave en cuantía superior a 10 millones de pesetas y prevé multas que para Folch fijó en 1,5 millones de pesetas. También aseguró que la instrucción judicial no pudo ir más allá y que "había una responsabilidad criminal que se debería ceñir a alguien", y ese fue Folch. "No queríamos que nadie acabase en la cárcel", afirmó, "pero Folch era "el último eslabón que tenía la responsabilidad de la seguridad".

La defensa consideró, por su parte, que "es muy importante para un barcelonés [en alusión a su cliente] que no se escriba en las enciclopedias que él fue el causante del incendio del Liceo porque en realidad se trató de un accidente". El abogado de Folch sostiene que el artículo sobre el que se sustenta la acusación del fiscal es inaplicable.

Zegrí también rebatió al fiscal al afirmar: "La discoteca más infumable tiene un jefe de seguridad porque si no la cierran, pero el Liceo no lo iban a cerrar porque en él estaban el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat".

Al acabar el juicio, Folch afirmó que esperaba una sentencia absolutoria: "En algún momento me he llegado a sentir cabeza de turco, pero estoy plenamente convencido de mi inocencia".

El fiscal y la defensa coincidieron en que los informes periciales realizados a instancias del juez instructor y del consorcio del Liceo sobre el origen del incendio por las soldaduras "son difíciles de aceptar". La defensa considera que "si tan difíciles de creer son todas las versiones, debe de haber alguna alternativa, pero el juzgado instructor no ha podido determinar qué prendió el fuego". Zegrí pidió una sentencia absolutoria al entender que "la justicia penal no fracasa porque se absuelva a alguien por un incendio tan escandaloso como el del Liceo".

Vicens Gimenez

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