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El Reino Unido castigará con penas de cárcel y multas a los padres que peguen a sus hijos Londres cambia la legislación obligado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos

Obligado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo a modificar las normas que regulan el castigo corporal de los niños en el hogar, aprobadas en 1860, el Reino Unido se propone penalizar con multas y hasta penas de cárcel a los padres que golpeen a sus hijos en el cuerpo con varas, zapatillas y cinturones. Las heridas en la cara y la cabeza serán también ilegales. Londres está haciendo verdaderos equilibrios para enmendar las leyes del menor sin soliviantar a los progenitores, partidarios de retener el derecho a dar una bofetada en casa y no ser perseguidos por la justicia.

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Los niños británicos sometidos a castigos podrían llevar a sus padres a los tribunales y hasta a la cárcel si prospera una propuesta presentada ayer por los laboristas. Titulada Proteger a los niños y apoyar a los padres, y elaborada por el Ministerio de Salud, la propuesta legislativa quiere limitar el derecho paterno a los castigos que puedan causar heridas en la cabeza, los ojos y los oídos de los niños.John Hutton, ministro de Servicios Sociales, dijo que el propósito del Gobierno es endurecer la legislación para proteger a los niños frente a prácticas que pueden dañar su salud. La propuesta no sugiere una prohibición total de los castigos si éstos se limitan a bofetadas ocasionales y "justificadas". "Hay un mundo de diferencia entre un padre o madre que recurra a la reprimienda con una ligera bofetada y una agresión seria. Se trata de incluir en la ley criminal un mecanismo de protección para niños sometidos al uso irrazonable de la violencia", agregó.

La propuesta no fija límites de edad. "Los castigos contra los bebés son altamente peligrosos y poco efectivos, pero no vamos a fijar una escala de edades", dijo.

La tarea legislativa del Gobierno no será fácil porque implica esclarecer el concepto de "castigo razonable", que divide a partidarios y críticos de la disciplina a golpes. El proyecto diferencia entre golpear a un pequeño con un objeto doméstico o darle un "cachete razonable". Lo primero es un acto violento, que será castigado. La bofetada es un derecho de los padres que el legislador no debe perturbar, siempre que se produzca en un marco de "amor y afecto".

Estadísticas publicadas en el Reino Unido señalan que la mayoría de los padres desean mantener su derecho a propinar palmadas a sus hijos cuando lo consideren conveniente para imponer disciplina en el hogar. Según un sondeo reciente, el 85% de los padres creen que un niño díscolo merece ocasionalmente una palmada. Otro 53% cree que "un bofetón razonable" puede darse a partir del segundo cumpleaños. Por el contrario, sólo un 2% acepta pegar a un menor en la cabeza. Un 60% considera a su vez que este tipo de disciplina debe ser ligera y no dejar rastro. La edad del menor y su estado de salud serán tenidos en cuenta por los tribunales a la hora de estudiar las posibles demandas que reciban.

El proyecto, que precisa la aprobación del Parlamento, ha merecido la crítica de todos los grupos británicos de defensa de la infancia. Para el Partido Conservador, por el contrario, el Gobierno de Tony Blair ha ido demasiado lejos en su intento de aleccionar al país sobre lo que debe o no debe hacer. "Una bofetada, aunque dolorosa para el padre, puede ayudar al hijo a diferenciar entre el bien y el mal. Es un terreno donde debe primar el sentido común y que no necesita de los servicios de un Gobierno niñera", señaló Liam Fox, portavoz tory de Sanidad.

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