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La Iglesia de Colombia quiere internacionalizar el "caso Egiluz"

La Iglesia católica colombiana y la ONG vasca Paz y Tercer Mundo (PTM) quieren que no quede impune el atentado que costó la vida al cooperante de Bilbao Iñigo Egiluz, de 24 años, y al sacerdote colombiano Jorge Luis Mazo, de 37. Por ello ha llegado a España Jorge Iván Castaño, obispo de Quibdó, la capital del Chocó, donde murieron ahogados los dos activistas. "Si logramos que se haga justicia en este asunto, vamos a tener un caso Pinochet en pequeño", asegura Castaño, quien insiste en que si no se detiene "a los paramilitares que mataron a Iñigo y a Jorge Luis", entonces "no habrá esperanza para el resto de personas que viven en el Chocó". Y para lograrlo apuestan por la internacionalización del caso, implicando a la ONU y a otras instituciones.En su gira española, Castaño, ha conseguido el respaldo del Gobierno y del Parlamento vasco, del ayuntamiento de Bilbao y del Ministerio de Asuntos Exteriores. "Gracias a esa presión internacional no se cerró la investigación en falso, como se pretendía", explica un colaborador colombiano de PTM que no revela su identidad porque ha sido amenazado por los grupos paramilitares. "Ahora los paramilitares han parado un poco sus acciones por la presión, pero tememos la vengaza, porque la acción militar y paramilitar es totalmente irracional", dice el obispo. Al menos tres de los miembros de la Comisión Humanitaria que trabaja con los desplazados por la violencia en el Chocó han abandonado la zona temporalmente tras el atentado que costó la vida a Egiluz y Mazo.

26 campesinos, asesinados

Esa irracionalidad quedó demostrada ayer de nuevo con el asesinato de, al menos, 26 campesinos. Unos 200 paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia mataron a 19 civiles cerca de Yarumal, a unos 130 kilómetros al norte de Medellín, provincia de Antioquia. En el César, fueron asesinadas otras siete personas, en la frontera noreste con Venezuela.

"Los obispos colombianos", afirma Jorge Iván Castaño, "apostamos por la vía pacífica, no por la militar que se está incrementando en estos días. No hay paz con una victoria militar, sino con justicia. La brecha entre ricos y pobres aumenta cada día y sólo el 25% de los niños llegan al final de la primaria. Estamos formando una generación analfabeta y violenta".

Por si la situación fuera poco grave, los pocos habitantes del Chocó que tienen acceso a la red eléctrica se quedaron esta semana sin suministro debido a los ataques de la guerrilla. En total, tres millones de personas de cinco provincias, muchas de ellas en Medellín, se quedaron sin luz tras las explosiones que acabaron con 22 torres eléctricas. La acción conjunta del Ejército de Liberación Nacional y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia ha dejado pérdidas de 100 millones de dólares (16.000 millones de pesetas). Desde mediados de 1999, las guerrillas han tumbado 220 torres en protesta por los planes para privatizar el sector eléctrico.

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