_
_
_
_
_
Tribuna:DÍA A DÍA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La rama dorada

La cultura del mestizaje ha convertido en nuncio navideño la panacea de los celtas. Astérix y Obélix lo hubiesen llamadao huileicead, "el que todo lo cura". En nuestro país se aconsejó contra los vómitos de sangre en atacados del corazón y pulmones y se conserva una posible alusión en una hechizada oración: Herbeta de sant Tomàs, /sang a terra, sang a terra; /herbeta de sant Tomàs, /sang a terra i sang al nas (Hoy es sant Tomàs Dídim, el bessó). Fue planta medicinal y divina. El pérfido dios nórdico Loki odiaba al bueno Baldur, hijo de Odin, y fabricó una flecha de visc, con la que le mató; los dioses resucitaron a Baldur y colocaron la hierba bajo la tutela de mamá Frigga, quien le mandó crecer en las copas de los árboles. Nuestro pueblo lo transportaba per força de sang, sin vehículos.Plinio relata que para los galos "no hay nada más sagrado que el muérdago y el árbol en que crece". En esta luna nueva, "un sacerdote vestido de blanco con una hoz de oro lo corta, recogiéndolo en una tela blanca". Y, ya a procurar la fertilidad vegetal, animal y humana y curar venenos, heridas y llagas. En nuestro medio rural existió una fantástica herba d"or (Virgilio puso en manos de Eneas "las hojas áureas del huésped de la encina" para circular por el mundo de la muerte), que volvía invisibles e invulnerables, revelaba tesoros, daba fuerza de gigante, alejaba ignorancias, recolectado en el solsticio de invierno, como su gemela la dorada simiente del helecho, la medianoche de san Juan. Ahora, deshojado el sagrado roble, permanece en sus ramas siempre verde, siemprevivo, el muérdago. Por ello, se creyó que el espíritu del árbol descansaba en el parásito, que era el recipiente de la vida, el grial de la sangre del árbol. A casa, pues, llevamos salud, vigor, regeneración, inmortalidad.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_