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El fiscal del TSJC no ve acreditado qué provocó el incendio de 1994

El fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) solicita la absolución del jefe de mantenimiento de la compañía eléctrica Fecsa, Llorenç Villalonga, acusado de ser el responsable del deterioro de la línea eléctrica, que la acusación particular considera que podría ser la causa del incendio que el 4 de julio de 1994 arrasó un extenso paraje de Gargallà (Montmajor, en Berguedà). El fuego se propagó a gran velocidad y llegó a ser el incendio mayor del siglo en Cataluña. En apenas dos días calcinó 19.000 hectáreas.

En su escrito de conclusiones, enviado el día 13 de diciembre al titular del juzgado número 1 de Berga, el fiscal considera que la vía penal no procede en este caso e insta a seguir el procedimiento de petición de indemnizaciones a cargo de la compañía Fecsa por la vía civil.El fiscal tiene en cuenta el informe pericial emitido por el perito Albert Barella, responsable del Laboratorio General de Ensayos e Investigaciones de la Generalitat, en el que, basándose en el análisis de unas fundas que fueron recogidas días después del 4 de julio en un lugar próximo a donde se declaró el incendio, no queda acreditado que el estado de conservación que presentaba la línea hubiese motivado los chispazos que los vecinos de la zona dicen que vieron.

Hace escasamente un par de meses, el juez que instruye el caso consideró que se debía levantar el archivo provisional del mismo -que había sido solicitado también por el fiscal- atendiendo a la petición de la acusación particular, que se ampara en tres informes distintos de los Mossos d"Esquadra, de los Agentes Rurales y de la Guardia Civil. Estos informes coinciden en que el incendio se originó en una línea eléctrica de baja tensión de la compañía Fecsa.

En la reapertura del caso, el juez impuso una fianza de 6.000 millones de pesetas a Fecsa como responsable civil subsidiaria del incendio, para poder hacer frente a una indemnización a los afectados que podía superar los 5.000 millones de pesetas. La cuantía de la indemnización está relacionada con la gran magnitud de los daños causados por el fuego.

El incendio se prolongó durante varios días y llegó a calcinar, en diferentes frentes avivados por el viento, más de 30.000 hectáreas.

El Departamento de Medio Ambiente, por su parte, señaló que calculaba que las verdaderamente quemadas eran unas 19.000 hectáreas, 11.000 de bosques y 8.000 de matojos. Aun así, esas hectáreas superaban, con mucho, las 14.000 que fueron calcinadas en los siete años anteriores.

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