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Dimite el presidente de Coca-Cola por la crisis europea de la compañía

El presidente de Coca-Cola, Douglas Ivester, anunció ayer que dimitirá en abril próximo tras dos años de ejercicio marcados por la crisis de las bebidas contaminadas en Europa. Su gestión también se ha visto afectada por la fallida compra de la británica Cadbury-Schweppes, cuestionada por la UE, y por la polémica adquisición de la empresa francesa Orangina.

Tras el anuncio de la dimisión de Douglas Ivester, la compañía indicó que el consejo de administración iba a celebrar una reunión extraordinaria en la que eligió como sucesor a Douglas Daft, hasta ahora era director ejecutivo de la división de África, Oriente Medio y Extremo Oriente. En sus dos años de presidencia, Ivester ha vivido su peor momento cuando surgió el escándalo por los refrescos contaminados, que llevó a una retirada masiva de bebidas embotelladas de la firma.Crisis de las bebidas

La crisis de las bebidas contaminadas se produjo en junio de este año a causa de una epidemia de pequeños trastornos gástricos y respiratorios que afectaron a centenares de consumidores del conocido refresco en Bélgica, Francia, Holanda y Luxemburgo.

Varios centenares de personas enfermaron después de beber Coca-Cola, y sufrieron dolor de cabeza, vómitos, taquicardia y dolores abdominales, tras haber consumido productos procedentes de la fábricas de Bélgica y de Dunkerque (norte de Francia).

La retirada de productos supuso un coste para la compañía de 16.500 millones de pesetas, 7.000 más que las pérdidas previstas inicialmente

Las ventas de la empresa en Europa cayeron un 7% en el segundo trimestre de este año, y la dirección reconoció que uno de los principales motivos fueron los problemas ocurridos en Francia y Bélgica. En ese mismo periodo, registró una caída de los beneficios del 21%, pese a lo cual ganó unos 150.000 milloones al cambio de entonces en el segundo trimestre.

Asimismo la compañía ha sufrido en los últimos meses una fuerte presión debido a las objeciones del Gobierno francés a su pretensión de comprar Orangina, otra empresa de refrescos propiedad del grupo Pernod-Ricard, por la que Coca-Cola ofreció 735 millones de dólares (122.000 millones de pesetas).

Otro fracaso de la gestión de Ivester fue la renuncia a la compra de Cadbury-Schweppes, acordada ahora hace un año. La operación, que ascendía a 270.000 millones de pesetas, finalmente no cristalizó al ser investigada por las autoridades de competencia de la Comisión Europea.

Las acciones de Coca-Cola se cotizaban ayer a la baja en la Bolsa de Nueva York, donde se cambiaban a 66,063 dólares, lo que supone más de dos dólares de retroceso..

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