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16 víctimas del 'violador de Pirámides' reviven ante el tribunal los ataques sufridos

La segunda sesión del juicio contra Arlindo Carbalho, conocido como el violador dePirámides y acusado por el fiscal de cometer 43 violaciones entre 1998 y 1997, se celebró ayer en la Audiencia de Madrid a puerta cerrada, a petición de las víctimas. El tribunal citó ayer a 23 víctimas, aunque sólo comparecieron 16. Las asistentes contaron al tribunal relatos estremecedores. Aunque no se ha desvelado el contenido de sus testimonios, éstos coinciden, según asistentes a la vistas, con los relatos que figuran en el escrito de acusación del fiscal, al que ha tenido acceso EL PAÍS.

La primera violación que se atribuye a Arlindo Carbalho se produjo el 26 de octubre de 1988. La víctima, M.R.C., tenía entonces 21 años. Arlindo accedió a la vez que ella a un ascensor en un inmueble de la calle de Ribeiro y lo detuvo por sopresa. "Cállate o te pincho", le advirtió. Luego pulsó el botón del sótano y allí violó anal y vaginalmente a la chica. Le robó las 40.000 pesetas que llevaba en el bolso.La segunda de las 43 violaciones sucedió el 16 de diciembre de 1989. De noche, Arlindo abordó a una chica, cuya identidad corresponde a las iniciales N.F.R., en la plaza de Gutenberg. Le puso una navaja en el cuello y la condujo hasta un aparcamiento que Renfe posee en esa zona. Allí la violó sin importarle las súplicas y lamentos de la mujer. Arlindo solía abordar a sus víctimas en ascensores, aparcamientos y a la salida de las estaciones de metro, fundamentalmente de la zona de Pirámides, y las llevaba andando a descampados a punta de navaja. Para pasar inadvertido ante los transeúntes, les decía: "Agárrame por la cintura como si fuéramos novios".

Otra de las agresiones sexuales la cometió, presuntamente, el 22 de diciembre de 1992. Abordó a L.V.G., de 20 años, en la calle de Belchite y la condujo hasta el parque Enrique Tierno Galván, donde la violó. En agosto de 1993, esta vez a la salida de la estación de metro de Conde de Casal, sorprendió a la joven Y.G.U. Con la excusa de registrarle el bolso, la obligó a caminar hasta un descampado cercano a la M-30, donde tapó el rostro de la chica con el bolso y la violó. No quería que sus víctimas le vieran la cara.

En enero de 1994 atacó a dos chicas. A la primera, I.G.G., la sorprendió a la salida del metro de Pío XII. Con la navaja en el cuello, la llevó hasta la calle de Rosa Tardón, donde le robó 2.000 pesetas y abusó de ella. El otro ataque lo perpetró cerca del apeadero de Renfe de Leganés, desoyendo los lamentos de la víctima, que aseguraba tener miedo y ser virgen.

Dos de las víctimas citadas para ayer por el tribunal eran una madre y su hija de 15 años. Arlindo se subió en el coche de ambas y, tras meter en el maletero a la madre, tiró al suelo a la menor y la violó. Tampoco le importaron los lamentos de la madre. Otro relato espeluznante es el referente a lo ocurrido en Getafe a M.H.R. Arlindo se ofreció a indicarle una calle, se subió en su coche y, una vez dentro, violó a la mujer y la dejó encerrada durante horas en el maletero.

Lágrimas en la sala

El tribunal tiene previsto tomar declaración entre hoy y mañana al resto de las víctimas del violador de Pirámides.Soledad Galiana, psicóloga de la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresión Sexual, explicó que todas las mujeres que declararon ayer describieron las agresiones sexuales sufridas y ratificaron los reconocimientos en rueda practicados en su día en los diversos juzgados.

Algunas de ellas mostraron su nerviosismo ante el tribunal y rompieron a llorar en el momento en que recordaron los abusos de que fueron víctimas.

El acusado, según personas presentes en la vista, estuvo en todo momento cabizbajo y no pudo ver a las declarantes, de las que estaba separado por una pared.

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