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Alberto Alcocer pide el embargo de la cabecera de 'Época'

Alberto Alcocer, presidente del Banco Zaragozano, ha pedido el embargo de la cabecera de la revista Época y otros bienes propiedad de la empresa editora o de su director, Jaime Campmany, hasta conseguir el pago de 2,5 millones de pesetas al que éstos han sido condenados -además de intereses- por intromisión ilegítima en los derechos al honor y a la intimidad personal y familiar de Alcocer.La sentencia se debe a un reportaje publicado hace diez años sobre la crisis del matrimonio formado por Alberto Alcocer y la que entonces era su esposa, Esther Koplowitz.

Según la sentencia del Supremo, de la que ha sido ponente Antonio Gullón, "la publicación del rumor de crisis matrimonial y de que el matrimonio estaba al borde de la ruptura poseía un evidente interés general por los cuantiosos intereses económicos afectados en caso de una división del patrimonio conyugal". Pero "no puede decirse lo mismo de la publicación de las causas de la crisis matrimonial", añade la resolución. El reportaje en cuestión afirmaba que "los rumores sobre un hijo secreto enturbian la relación matrimonial" y mencionaba también problemas médicos de una hija de la pareja.

Asunto privado

"Tales causas, verdaderas o falsas", añade la sala del Supremo que ha dictado la sentencia, "no interesan en absoluto para la formación de una opinión pública sana ni a los intereses generales; forman parte de la intimidad y honor de las personas que en ningún modo puede ser aireada sin su consentimiento, lícitamente prestado, que en autos no aparece que se haya dado, sino más bien lo contrario".Sobre este asunto recayeron varias sentencias hasta la definitiva del Supremo, de mayo pasado, que condenó a la empresa editora de la revista y a su director. La empresa no pagó la indemnización que se le había fijado, ni designó bienes con los que hacer frente a la misma. Y Alcocer ha respondido solicitando judicialmente que la Oficina de Patentes y Marcas anote el embargo de Época; y, por desconocer lo que ésta pueda valer, también de otros bienes.

La editora de la revista ha tratado de cambiar ese embargo por el de varias decenas de miles de discos compactos de su propiedad (Cantos Gregorianos, villancicos, un curso de Windows), valorados por ella misma en 22,6 millones de pesetas; y de otros discos cuya propiedad atribuye a Campmany, valorados por éste en más de 20 millones. El juzgado que intenta ejecutar la sentencia del Supremo ha rechazado tal propuesta por "extemporánea" y ha ordenado que continúe "la vía de apremio ya iniciada".

Uno de los abogados de Época comentó ayer a EL PAÍS que esa providencia judicial será recurrida hoy. "Estamos en el comienzo de lo que es un procedimiento de ejecución de sentencia y no en el final del mismo", advirtió el letrado.

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