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Un estudio sobre cooperativas de aceite de Jaén revela fuertes carencias en la gestión Las almazaras no priman la comercialización

"La pasividad ha sido el rasgo que mejor caracteriza el comportamiento cooperativo del aceite". Las almazaras se han limitado a producir y almacenar aceite, sin implicarse en el resto de las labores de la cadena agroalimentaria. La descripción corresponde a la profesora de la Universidad de Jaén Adoración Mozas, que ha elaborado un estudio sobre organización y gestión de las almazaras cooperativas de Jaén con el que consiguió el Premio Arco Iris y que ahora ha editado la Junta.

La autora señala que en el sector agrario se ha pasado de una mentalidad en la que predominaba la idea de que producir es vender, a la de una agricultura orientada hacia el mercado. Este cambio, por tanto, debe llevar al agricultor a implicarse en temas que hasta ahora le han sido ajenos para convertirse en un fabricante de productos que lleguen hasta el consumidor. "Ha de cambiar su mentalidad de agricultor por la de empresario".El informe supone un fuerte varapalo para el sector, compuesto en Jaén por 192 cooperativas. La conducta de los socios, señala, no se corresponde a la que deberían tener como copropietarios de una empresa. No hacen uso de sus derechos de participar en la toma de decisiones, tampoco de su obligación de asistir a las reuniones. "Esa actitud pasiva, en la que el desinterés, la dejadez y, a veces, el lucro personal son las características dominantes, es indicativa de que los socios ven a la cooperativa más como una empresa que les presta un servicio que como una empresa de la que son copropietarios", advierte Mozas.

Las causas que provocan esta situación las encuentra la autora en la escasa formación de los oleicultores, la avanzada edad de muchos de ellos y, sobre todo, el hecho de que el olivar para la mayoría es una actividad secundaria por la que consiguen unos ingresos extras cada año.

Individualismo

Los principales defectos que encuentra Mozas en las cooperativas de aceite se centran en el individualismo y su "aversión" a la formación. La colaboración entre sociedades, por tanto, se sigue viendo con desconfianza y se elimina, prácticamente, la posibilidad de trabajar de forma conjunta en la comercialización, que es la que deja rendimientos económicos fuertes.

Las almazaras venden la mayor parte del aceite a granel y sólo pequeñas cantidades se envasan para el autoconsumo de los socios. Envasado sale un 1,33% en el mercado interior y sólo un 0,39% que va a la exportación. La venta más importante es a granel y se adquiere fundamentalmente por parte de los refinadores que transformarán el aceite virgen en la modalidad calificada de aceite de oliva. Las ventas están marcadas, además, por la figura del intermediario, que es el que busca clientes para el aceite que producen.

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Las cooperativas de aceite, según se deduce del informe, deben cambiar rápida y radicalmente su sistema de funcionamiento. Los procesos de selección de personal, explica, están marcados por criterios sociales, según los denomina Adoración Mozas. Es decir, entran a trabajar familiares de socios o personas de confianza, por lo que se suelen eliminar los criterios profesionales. Además, el personal de fábrica es temporal en su mayoría y con escasa formación para desempeñar su puesto, hay falta de especialistas o asesores "y se aprecia una carencia de planificación en todas las áreas".

Esta configuración actual de las almazaras, concluye la autora, constituye un obstáculo para la innovación y el desarrollo que lleven hacia la comercialización directa. El estudio ha encontrado también puntos fuertes en las almazaras. Concretamente tres: tienen posibilidad de obtener productos de más calidad, tienen en sus manos la mayor parte de la producción y se pueden convertir en controladoras de las operaciones del mercado y son potenciales fuentes de financiación al estar formadas por gran cantidad de socios.

Mozas recomienda a los olivareros que se aprovechen de la creciente valoración de los aspectos nutricionales del aceite de oliva, en especial de los vírgenes. Este aspecto lo convierte en un producto altamente competitivo, que además puede beneficiarse de la sensibilidad que están demostrando las administraciones para las iniciativas de comercialización.

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