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TERROR EN TIMOR

La ONU acusa a las milicias de ejecutar un plan de exterminio de los independentistas

Las milicias integracionistas están ejecutando a decenas de independentistas de Timor Oriental en una operación de exterminio que cuenta con el apoyo y la complicidad del Ejército indonesio. Los paramilitares desalojaron ayer en Dili las misiones religiosas y el centro de la Cruz Roja Internacional, donde se refugiaban miles de timorenses que son trasladados al área occidental de la isla. El obispo de Dili y premio Nobel de la Paz, Carlos Ximenes Belo, tuvo que ser evacuado a la diócesis de Baucau ante las amenazas de las milicias. El portavoz de la ONU en Dili, David Wimhurst, reconoció que los paramilitares están desatando una operación de limpieza política contra los independentistas ante la pasividad de las autoridades indonesias.

La violencia de las milicias armadas que defienden la integración en Indonesia no ha cesado, sino todo lo contrario. Se intensifica por horas, y las noticias que llegan de Dili dan cuentan de decenas de asesinatos de independentistas, en una operación de exterminio que algunos observadores comparan por su crueldad con la desatada por los jemeres rojos. Una agencia de noticias informaba ayer de que varias hileras de cabezas cortadas y clavadas en estacas habían sido vistas en la cuneta de una carretera próxima a Dili. Otras fuentes aseguran que los paramilitares buscan y asesinan a los independentistas que se refugiaron en las misiones religiosas. Ayer mismo fueron desalojados varios centros salesianos y carmelitas de la capital, así como la sede de la Cruz Roja Internacional, en flagrante violación de las convenciones internacionales. Tras los controles pertinentes, los timorenses son trasladados en camiones hacia Timor Occidental, al parecer, con la intención de dividir en dos la excolonia portuguesa, que votó masivamente a favor de la independencia. Esa división o agregaría a la parte indonesia de la isla la franja fronteriza o buscaría un estatus especial para acoger en tal franja a los proindonesios.

El obispo Belo pidió ayer a las autoridades australianas el envío urgente de barcos para evacuar a los miles de aterrorizados timorenses que intentan huir de los paramilitares. Su residencia fue asaltada nuevamente ayer y Ximenes Belo fue evacuado poco después a la diócesis de Baucau, donde se encuentra refugiado junto al obispo Basilio do Nascimento. En el ataque del día anterior murieron no menos de 25 personas, y ayer llegaban noticias de otros 30 asesinados entre quienes escapaban del recinto. "Si finalmente llegan tropas de la ONU, su principal tarea será recoger cadáveres", explicó el asistente del obispo. De momento, Naciones Unidas confirmó que anoche partía una misión del Consejo de Seguridad para abordar la aplicación de los resultados del referéndum e intentar poner fin al derramamiento de sangre.

La Cruz Roja evacuó ayer hacia Australia a sus 11 delegados en Timor Oriental, después de que sus instalaciones fueran asaltadas. Los paramilitares tomaron la sede de la organización sobre las 9.30 de la mañana (seis horas menos en la península Ibérica) y trasladaron a sus delegados por la fuerza a una comisaría. Desde allí fueron enviados al aeropuerto. Los responsables de la Cruz Roja expresaron su preocupación por la suerte que pueden haber corrido sus empleados locales y los más de 200 refugiados en la delegación. La Cruz Roja calcula que unas 25.000 personas de Dili se habían refugiado en las misiones o habían huido a las montañas. Otras organizaciones humanitarias calculan que en todo el territorio puede haber cerca de 150.000 desplazados, uno de cada cinco timorenses.

El dirigente de la resistencia timorense Manuel Carrascalão asegura que "los paramilitares dispararon contra el obispo, lo que supone un precedente horrible". "Es lo peor que podía haber ocurrido porque siempre respetaron a la Iglesia. Además, las Fuerzas Armadas ya han expresado al presidente Yusuf Habibie su malestar por haber abierto el proceso para la independencia. La situación es muy preocupante, y seguimos pidiendo el envío urgente de una fuerza multinacional de paz para evitar otro genocidio".

El portavoz de la Misión de las Naciones Unidas en Dili, David Wimhurst, afirmó ayer que las milicias proindonesias están ejecutando una operación de limpieza política ante la pasividad de las autoridades indonesias. "Parece imposible, pero se trata de una limpieza política [contra los independentistas] ante la que estamos completamente conmocionados. Todo esto está sucediendo sin que las autoridades indonesias hagan nada para evitarlo. Los soldados de las Fuerzas Armadas indonesias y las milicias van casa por casa en busca de las personas para llevarlas hacia Timor Occidental".

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El portavoz de la ONU, que ayer abandonó Dili con destino a Australia, informó de que en la sede central de las Naciones Unidas, cercada por las milicias, aún permanecen 82 funcionarios de la misión, así como policías y militares que han participado en la celebración de la consulta, mientras otros 150 miembros de la ONU se encuentran aún repartidos en otras cuatro regiones de Timor Oriental.

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