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La marcha de hoy sobre Brasilia renuncia a exigir el juicio de Cardoso

Juan Arias

En la gran marcha de protesta que pretende concentrar hoy en Brasilia a 100.000 personas convocadas por la oposición al Gobierno ya no se pedirá el juicio político y la destitución del presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso (FHC), como había sido planteado en el inicio de la campaña, sino un cambio de rumbo en la política económica del Gobierno y la dimisión del ministro de Economía, Pedro Malán, y del presidente del Banco Central, Arminio Fraga.En vez del eslogan previsto "¡FHC, fuera!", los cien mil van a gritar "¡FHC, basta!" para expresar su rechazo a la política económica del Gobierno. El cambio se hizo imprescindible porque no sólo dentro de los cinco partidos que habían convocado la marcha había desacuerdo sobre la petición del proceso de destitución de Cardoso -calificada de "golpista"por el presidente-, sino porque se distanciaron también la mayoría de las 80 asociaciones civiles que se habían adherido a la marcha, entre ellas, las de abogados y de periodistas.

Pero fue sobre todo Fuerza Sindical, que representa a 8,5 millones de trabajadores afiliados a un millar de sindicatos, la que cambió el rumbo de las reivindicaciones de la marcha de protesta al condenar la víspera de la manifestación "a cuantos fuera y dentro de los cien mil, derrotados en las urnas, piden la caída de un presidente legítimamente elegido". Sin embargo, Fuerza Sindical quiere condenar "la ortodoxia de un equipo económico incapaz e insensible, víctima del juego del capital financiero internacional". En lo que todos los líderes de la manifestación estaban de acuerdo ayer era en aprovechar la manifestación de Brasilia para exigir un cambio en la política económica de este país con más de 40 millones de ciudadanos por debajo del umbral de la pobreza.

Por temor a que la marcha se pueda hoy descontrolar, los organizadores han preparado a 400 militantes para servicio de orden. El Gobierno, por su parte, ha movilizado a 6.000 policías militares. El Ejército, que no ha sido puesto en estado de alerta explícitamente, estará sin embargo "atento" por si fuera necesaria su intervención

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