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La diputada tránsfuga regresa a Ceuta bajo protección del GIL para darle el poder

Carlos E. Cué

Trece días después de haber desaparecido, la tránsfuga socialista Susana Bermúdez regresó ayer hacia las nueve de la noche a Ceuta, acompañada de dos guardaespaldas del Grupo Independiente Liberal (GIL), según confirmó el padre de la diputada, Ángel Bermúdez, para votar hoy la moción de censura que dará a Antonio Sampietro, candidato del partido de Jesús Gil, la presidencia de la ciudad autónoma. El padre de la diputada anunció que a las nueve de esta mañana se reunirá con Sampietro y añadió que también Susana Bermúdez acudirá posiblemente a ese encuentro.

"Ellos tienen más pasta y saben hacerlo". Con estas palabras justificó el padre de Susana Bermúdez la intervención del GIL en el regreso de su hija. Dentro del misterio que rodeó la operación, incluso el marido de la diputada socialista, Francisco Cazalla, estuvo en paradero desconocido durante todo el día. Luego Ángel Bermúdez explicó que Cazalla se trasladó a Algeciras a recoger a su esposa. Llegaron en ferry con los guardaespaldas del GIL a Ceuta hacia las nueve de la noche.Tras el interrogatorio practicado el sábado al padre de la tránsfuga, no trascendió ayer que la Fiscalía Anticorrupción realizara ninguna nueva diligencia. En consecuencia, parece alejarse la posibilidad de que un juez pudiera suspender el pleno convocado para las 12 del mediodía de hoy tal como reclamó el PSOE.

La tránsfuga ha permanecido desaparecida de Ceuta durante estas dos semanas sin que nadie, que no fuera de su familia o del GIL, haya sido capaz de localizarla dado el impenetrable muro que levantó el partido de Gil en torno a ella. El padre, que ha ejercido de portavoz oficial de su hija, aseguró en los primeros días que aún era posible reconducir la situación, aunque reconocía que era muy improbable. Poco a poco, y tras sucesivas reuniones con Sampietro ha ido cambiando de opinión para acabar defendiendo que el gobierno del GIL será muy positivo para Ceuta.

La prueba más evidente de su acercamiento a este grupo se pudo ver el sábado, cuando un alférez de la Guardia Civil enviado por la Fiscalía Anticorrupción le interrogó. Las preguntas que se le hicieron eran para aclarar si el GIL ha presionado en algún momento a su hija o a la familia Bermúdez. Él lo negó todo. Pero lo más significativo es que los dos abogados que le acompañaban eran dos miembros del GIL.

Sin embargo, el padre mostraba ayer tarde una cierta preocupación. A primera hora estuvo atendiendo a los periodistas en un hotel, relajado y acompañado por algún familiar. Pero luego apareció Jesús Simarro, número cinco de la candidatura del GIL, y Bermúdez desapareció rápidamente sin dar explicaciones.

Más tarde, mostraba por teléfono un extraño tono de preocupación. Dentro de esta misteriosa historia en la que se ha convertido el caso de Susana Bermúdez, Ángel aseguraba tener la certeza de que su hija llegaría ayer a Ceuta, aunque añadía confusamente que aún no la había visto. A medianoche ya confirmó la llegada de la diputada tránsfuga a Ceuta.

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Por la mañana, Ángel Bermúdez sí dio algunos detalles sobre el paradero de su hija en estos días. Aseguró que ha estado en Madrid, desde donde tomó el AVE para Sevilla. Al parecer, aunque este dato no acabó de confirmarlo, Susana, que viajaba con sus dos hijas de 12 y 3 años, llegó a Madrid desde París, donde habría visitado el parque de atracciones Eurodisney.

La noche del sábado, siempre según el padre, su esposa y las dos hermanas menores de Susana acudieron hasta Ubrique (Cádiz) para reunirse con ella y una de sus hijas, ya que la otra está ya en un campamento de verano. Susana Bermúdez regresó a Ceuta sin sus hijas, que se quedaron en compañía de la abuela y las tías.

El control que el GIL ha ejercido sobre los movimientos de Susana Bermúdez, según confirma su propio padre, hace pensar que no hay ninguna posibilidad de que la tránsfuga cambie de opinión en el último momento.

Hasta hoy, Bermúdez no ha explicado, a excepción de un escueto comunicado de prensa que su propia familia considera muy insuficiente, su radical cambio de postura, que le hizo pasar en pocas horas de votar junto a la mayoría la investidura del actual presidente, el popular Jesús Fortes, a abandonar el PSOE, firmar ante notario una moción de censura y desaparecer. Su padre se ha limitado a justificar este súbito cambio de actitud apelando a rencillas internas dentro del PSOE y a supuestas "injusticias" cometidas con su hija en el reparto de cargos.

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