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Rugova promete trabajar por la democracia en su primera y fugaz visita a Kosovo

Jorge Marirrodriga

ENVIADO ESPECIALMiles de personas recibieron ayer en Kosovo al líder moderado albanokosovar, Ibrahim Rugova, quien visitó fugazmente la región por primera vez desde el 5 de mayo, tras su detención por la policía yugoslava y posterior refugio en Italia. Rugova, que llegó a Pristina desde Macedonia, pudo observar cómo cientos de simpatizantes le aclamaban como presidente en las localidades de Kosovo hasta llegar a la capital, donde más de 2.000 personas le esperaban. Rugova exigió un lugar en el Consejo de Transición que la ONU echa a andar hoy. Ayer por la tarde volvió a Roma.

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"Estoy muy feliz de poder empezar a trabajar por la democracia", declaró Rugova nada más descender del vehículo todoterreno que la Embajada de EEUU en Macedonia había puesto a su disposición y donde viajó acompañado por el embajador en ese país, Christopher Hill. "¡Rugova, estamos contigo!", y "¡Rugova, OTAN!" eran los gritos más coreados por una multitud que exhibía fotos del presidente de la Liga Democrática de Kosovo (LDK), ondeaba banderas albanesas y lanzaba flores al automóvil de Rugova, bajo la atenta mirada de los marines estadounidenses que, vestidos de paisano, le protegían.Por primera vez, la prensa internacional pudo observar a Rugova sin su característico pañuelo de seda enrollado al cuello y que utiliza por problemas de garganta. Había prometido quitárselo cuando Kosovo fuese libre.

Rugova -que tiene previsto salir hoy hacia Roma para, más tarde, instalarse en Pristina- no perdió el tiempo en saludos a sus simpatizantes y se entrevistó inmediatamente con el representante de Naciones Unidas, Sergio Vieira del Mello. Tras unos minutos, se dirigió a su domicilio, una casa de tres pisos situada en el barrio de Delania, para recibir a la plana mayor de la LDK, que a duras penas lograba abrirse paso entre varios cientos de seguidores.

Fue en su domicilio donde Rugova abandonó el tono diplomático y exigió la participación de la fuerza política que él preside en el Consejo de Transición de Kosovo, el órgano de Gobierno de la región que se empezará a formar hoy bajo la presencia del representante de la ONU para Kosovo, el francés Bernard Kouchner, quien ayer también llegó a Pristina.

A pesar del cálido recibimiento popular, no ha pasado inadvertida la fría reacción del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), que ya ha situado como primer ministro a Hashim Thaçi, quien ayer recibió la visita de Hill. El ELK y el LDK libran una soterrada batalla por el control de la nueva Administración kosovar. Los primeros dicen tener un primer ministro, y los segundos, un presidente, pero el portavoz de la Misión de la ONU para Kosovo, Kevin Kennedy, aclaró ayer que, ahora, la única autoridad "es la de Naciones Unidas". "Rugova es el presidente de Kosovo y lo será hasta las elecciones", rebatía George Dedai, presidente del Partido Liberal de Kosovo.

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El embajador de España en Yugoslavia (territorio al que sigue perteneciendo Kosovo), Joaquín Pérez Gómez, fue el primer representante de un país occidental al que recibió el líder albanokosovar tras su regreso a Pristina.

[ Por otra parte, en Albania, ayer falleció de un infarto el subteniente español, Ramón Ledesma Mediavilla, informa Efe]

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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