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ARTE

Los herederos del cartelista valenciano Artur Ballester depositan 172 obras de entreguerras en el IVAM

Los herederos del artista valenciano Artur Ballester (Valencia, 1890-1981) firmarán hoy la cesión en depósito al IVAM de 172 obras del cartelista. Dibujos, acuarelas, litografías, bocetos y pruebas de imprenta para carteles, anuncios publicitarios y portadas de libro y revistas y etiquetas componen el depósito para el que se ha fijado un plazo de diez años renovables. Juan Manuel Bonet, director del museo valenciano, y Francisco Bataller Masiá, en representación de Mario Ballester Pérez, herededero de Artur Ballester, formalizaron ayer la cesión. Las obras fueron realizadas en el periodo de entreguerras, durante las décadas de los años veinte y treinta. Fue uno de los momentos más fructíferos de este prolífico artista que cultivó diversas disciplinas, desde la pintura y la ilustración hasta el cartelismo. De hecho fue uno de los artistas valencianos de mayor prestigio del primer tercio de siglo. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios y en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, donde recibió una sólida formación formación dibujística. Es en esta etapa donde más se percibe la influencia de artistas como Sorolla, Ramón Casas y de las propuestas formales del modernismo. Más tarde se dedicó casi exclusivamente al diseño publicitario. Su arte evolucionó hacia una plástica inscrita en el art decó, que buscó el fuerte contraste visual mediante el contraste de colores planos y brillantes y rotulaciones elementalistas. Su producción fue muy apreciada por las editoriales y entidades oficiales, siendo colaborador asiduo de editoriales como Cervantes y Bruguera , aunque su mayor dedicación se orientó hacia las creaciones para la editorial Prometeo que dirigía otro convencido republicano, Vicente Blasco Ibáñez. Arturo Ballester fue un activista republicano, miembro del Sindicato Único de Profesionales Liberales, de tendencia anarquista. Durante la guerra civil, realizó numerosos carteles de propaganda política, principalmente para la CNT. En este sentido, trabajó de manera similar a la de otro gran cartelista, Josep Renau. El IVAM también guarda los fondos de la Fundación Renau, entidad encargada de gestionar las obras del artista. La repulsa de los cánones estéticos impuestos por el régimen franquista le dejaron en una situación marginal, lo que provocó que sus obras se convirtieran en un pálido reflejo de su obra anterior. Tuvo que dar clases de dibujo para sobrevivir, colaborando también en diversas editoriales. Poco antes de su muerte fue obra fue recuperada y figuró en relevantes exposiciones como Spagna, avanguardia artistica e realtà sociale 1936-1976 en la Bienal de Venecia de 1976. En 1979 se presentó en la galería Val i 30 de Valencia una muestra de los carteles del periodo bélico y en 1986 la Fundación La Caixa le dedicó una exposición retrospectiva.

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