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GUERRA EN YUGOSLAVIA Ofensiva judicial

La sombra de Núremberg se proyecta sobre los Balcanes

Juan Carlos Sanz

Heredero de los juicios de Núremberg y Tokio en el que los vencedores juzgaron los crímenes cometidos en la II Guerra Mundial, el Tribunal Penal Intenacioanl (TPI) para la antigua Yugoslavia es el embrión de una justicia mundial contra el genocidio.Fue creado en 1993 por una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y tiene su sede en La Haya. Ya no es el único banquillo para los delitos contra la humanidad. En África, otros magistrados juzgan a los responsables del genocidio cometido en Ruanda en 1994. Y, aunque algunas grandes potencias siguen torpedeando la creación de un Tribunal Internacional Penal permanente, cien países sentaron sus bases el pasado verano en Roma.

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Los 11 jueces del TPI de La Haya, designados por la ONU, examinan al menos 61 casos abiertos contra criminales de guerra en la antigua Yugoslavia (incluido Kosovo), entre los que destacan el antiguo líder serbobosnio Radovan Karadzic y su jefe militar, el general Ratko Mladic, ambos bajo protección de Milosevic, así como el paramilitar serbio Zeljko Raznatovic, Arkan, aunque también hay acusados croatas o bosniomusulmanes. En las abarrotadas celdas del TPI esperan juicio más de 24 detenidos y sobre otros 30 inculpados pesa una orden internacional de busca y captura.

Existe, además, una lista secreta, con un número indeterminado de acusados Hasta ahora, el TPI ha dictado siete sentencias de cárcel. La máxima condena que puede imponer es la de prisión a perpetuidad.

Aunque no cuenta con una policía propia, las fuerzas de la OTAN y los servicios de seguridad de varios países han practicado las detenciones.

Los jueces de La Haya han tenido, sin embargo, serias dificultades para investigar los hechos y para hacer comparecer a los testigos, unas limitaciones que han abligado a retirar los cargos contra 14 acusados

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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