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La UE retrasa hasta el 2000 su reglamento sobre transgénicos

Las enormes diferencias entre el Parlamento Europeo y los Gobiernos de los países miembros han retrasado otra vez el nuevo protocolo común sobre alimentos transgénicos de la Unión Europea. Alemania, que preside la UE en este semestre, ha preferido no forzar el tema, por lo que hasta el verano del año 2000 no se revisarán las normas actuales.Hasta ahora, la aprobación de nuevos productos modificados genéticamente está a cargo de la Comisión Europea, que actúa aplicando el criterio llamado "caso por caso". La intención de los Quince es consensuar un nuevo sistema que regule de manera más dinámica las aprobaciones y los controles.

Los intentos de revisión de la UE llegan en un momento en el que el clima en muchos países es de desconfianza de los consumidores hacia este tipo de alimentos. Dinamarca, el Reino Unido y Francia han decretado distintas moratorias en la aprobación de nuevos alimentos transgénicos, mientras que Austria, Luxemburgo y Francia han prohibido unilateralmente (a pesar de las autorizaciones de la Comisión) el maíz modificado de la empresa Novartis.

Es el Parlamento Europeo el que quiere endurecer los trámites para la aprobación de nuevos ingredientes transgénicos. Ayer envió sus propuestas a la Comisaria de Medio Ambiente, la danesa Ritt Bjerregaard, que descartó la mayoría de ellas. Bjerregaard no quiere que las empresas de biotecnología tengan responsabilidades civiles en el caso de que alimentos transgénicos provoquen daños en el futuro, y también rechaza que se prohíba el uso de antibióticos en el diseño genético de estas plantas.

Sí acepta la propuesta de crear un comité ético que tenga amplias funciones en el proceso de redacción del nuevo documento y de endurecer las inspecciones sobre los cultivos ya existentes.

Granjas sin transgénicos

En el Reino Unido, la empresa que más tierras tiene cultivadas anunció ayer que no realizará más ensayos con transgénicos en sus terrenos. "Creemos que no hay todavía un consenso claro entre los distintos grupos de interés sobre cómo se deben hacer estas cosas. Por eso hemos decidido no participar", señaló ayer un portavoz de la empresa, Cooperative Wholesale Society, que actualmente cultiva unas 40.000 hectáreas. El Gobierno de Tony Blair intentó quitar importancia al asunto: "Esto sólo significa que ahora deberemos buscar otros sitios. Nada más", aseguró ayer un portavoz del Departamento de Medio Ambiente.Por otro lado, científicos británicos informan en el último número de la revista Nature Biotechnology que han realizado unos experimentos para ver si cosechas transgénicas se propagan en el medio ambiente natural y su conclusión es que la probabilidad de que eso suceda es despreciable, aunque comentan que no por ello debe abandonarse la vigilancia en este tipo de prácticas.

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