Aznar afirma que la decisión de atacar "está tomada" y el Gobierno español "la apoya"
El presidente del Gobierno español, José María Aznar, afirmó ayer en Berlín, adonde llegó para participar en la cumbre de la Unión Europea, que la decisión sobre la intervención de la OTAN en Kosovo "está tomada" y que el Gobierno español "la apoya". El presidente de EE UU, Bill Clinton, el primer ministro británico, Tony Blair, y el jefe del Estado francés, Jacques Chirac, entre otros, se dirigieron ayer a sus opiniones públicas o a sus respectivos Parlamentos para informarles sobre la participación de sus tropas en el inminente ataque aéreo contra Serbia.
Clinton recibió ayer en la Casa Blanca a una delegación de congresistas demócratas y republicanos. Blair compareció ante la Cámara de los Comunes, y el primer ministro Lionel Jospin, ante la Asamblea Nacional francesa. Lo mismo hizo el jefe de la diplomacia italiana, Lamberto Dini, mientras que su homólogo alemán, Joschka Fischer, y el canciller Gerhard Schröder multiplicaron sus intervenciones públicas.Hasta la llegada de Aznar a Berlín, el único alto cargo español que aludió al conflicto de Kosovo fue el secretario de Estado de Política Exterior, Ramón de Miguel. Sin embargo, sus declaraciones sólo contribuyeron a generar confusión, pues afirmó que España se ha comprometido a enviar tropas a Kosovo en misión de paz y "no como fuerza para hacer ningún tipo de acción bélica contra Yugoslavia", según informa Efe.
El número dos de Exteriores se olvidó de los cinco aviones españoles -cuatro cazas F-18 y un Hércules KC-130 de reabastecimiento en vuelo- desplegados en la base de Aviano (Italia), que participarán en el bombardeo.
Fuentes de los ministerios de Exteriores y Defensa indicaron que el Gobierno no ha pedido acudir al Parlamento porque no hay ninguna novedad sobre la que informar. Las mismas fuentes se remitieron a la comparecencia que realizaron los ministros Eduardo Serra y Abel Matutes el pasado 6 de octubre, hace casi seis meses, cuando se debatió un ataque que no llegó a producirse.
El único grupo que ayer presentó una iniciativa parlamentaria fue Izquierda Unida, que reclamó la comparecencia urgente del ministro de Defensa. El líder de la coalición, Julio Anguita, acusó al Gobierno de "saltarse a la torera" los acuerdos del Congreso al apoyar un intervención militar que está "fuera de la legalidad internacional". El portavoz del PSOE en la Comisión de Exteriores, Rafael Estrella, indicó que su grupo no ha pedido que el Gobierno acuda a la Cámara porque debería haberlo hecho a petición propia, "ya que se comprometió a informar de cualquier cambio importante que se produjera en la evolución del conflicto".
Ésta es la segunda ocasión en que militares españoles van a intervenir en una operación bélica desde la restauración de la democracia. En 1995, los F-18 participaron en los bombardeos de la OTAN contra los serbios de Bosnia. Entonces contaban, sin embargo, con el paraguas legal de una resolución de la ONU.
Ante la evolución de la crisis, el Gobierno español decidió ayer el cierre de su embajada en Belgrado. El embajador Joaquín Pérez Gómez y el personal de la delegación diplomática, unas 20 personas, saldrán hoy por carretera de Yugoslavia, junto a los miembros de la colonia española, casi 300 en total, que acepten ser evacuados.
Las razones de Clinton
Mientras, en EEUU, las autoridades justificaban también el ataque. "Estamos decididos a limitar la capacidad de Milosevic de hacer la guerra al pueblo de Kosovo", dijo Bill Clinton para explicar las razones por las cuales las Fuerzas Armadas de Estados Unidos estaban listas para participar en cualquier momento en una operación de castigo a Serbia. Levantando acta del fracaso de su enviado especial a Belgrado, Richard Holbrooke, Clinton declaró: "Ya hemos hecho todo lo posible para resolver pacíficamente la crisis de Kosovo", informa desde Washington.Un claro signo de la inminencia del ataque fue la anulación de la visita oficial a EEUU del primer ministro ruso, Yevgueni Primakov. Moscú había advertido de que no discutiría de asuntos ordinarios con Washington si la OTAN cumplía sus amenazas de atacar a Serbia.
A falta de que Javier Solana, secretario general de la OTAN, diera la orden para el ataque, el Pentágono informó de que comenzaría por el envío masivo, desde buques situados en el Adriático, de misiles de largo alcance, continuaría con la entrada en acción de los bombarderos norteamericanos B-52 con base en Inglaterra y seguiría con la acción de los aviones invisibles F-117. El Pentágono dijo estar preparado para tres semanas de campaña aérea.
Clinton alertó a sus compatriotas sobre la posibilidad de que las fuerzas norteamericanas registren pérdidas materiales y humanas en la campaña.
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