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Crece la presión contra Primakov por su intento de controlar el poder

Borís Berezovski, cabeza del grupo de oligarcas que en 1996 hizo posible la reelección de Borís Yeltsin como presidente ruso, aseguró ayer que no ve alternativa al Gobierno de Yevgueni Primakov. Sin embargo, admitió que mantiene con él importantes "diferencias ideológicas" y le acusó de lanzar un asalto al poder en cinco frentes: la Duma (Cámara baja del Parlamento), los líderes regionales que componen el Consejo de la Federación, el entorno del presidente, los servicios secretos y los medios de comunicación.Berezovski, secretario ejecutivo de la Comunidad de Estados Independientes, entidad que agrupa a la mayoría de las antiguas repúblicas soviéticas, sigue viendo en el primer ministro una amenaza directa para sus intereses, que él pretende hacer creer que son los de Rusia.

Ambos están enzarzados en una guerra que sería lógico que costase la cabeza a uno de los dos y en la que no se sabe quién tiene mejores armas: si el maquiavélico magnate, experto en maniobrar en la sombra, o el ex ministro de Exteriores, que no en vano fue jefe del espionaje.

Al parecer, Primakov es muy susceptible a los ataques de los medios de comunicación, y los que controla Berezovski se han destacado por convertirle en diana. La reacción del primer ministro ha sido disputar el control de la primera cadena de la televisión, ORT, de mayoría estatal, que el oligarca manejaba a su antojo pese a tener sólo el 12% de acciones. la mano del primer ministro estuvo también, probablemente, detrás de los registros en empresas de Berezovski, en busca de pruebas de que éste controlaba las conversaciones telefónicas de Yeltsin y su familia para someterles a chantaje. El magnate consideró ayer estas acusaciones como "completas mentiras".

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