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Al menos una veintena de muertos en Bagdad en la revuelta de la comunidad shií de Irak

La revuelta de la comunidad shií en Irak ha ocasionado al menos una veintena de muertos en Bagdad. Los disturbios, que se iniciaron el pasado fin de semana al conocerse el asesinato de un líder religioso, el gran ayatolá Mohamed Sadek al Sadr, han sacudido media docena de ciudades, entre ellas Bagdad, Najaf y Nassiriya, localidad donde los manifestantes fueron incluso reprimidos con fuego de artillería de la Guardia Republicana, según aseguraba ayer la oposición al régimen de Sadam Husein, desde el exilio. Irak también registró ayer nuevos ataques angloestadounidenses al sur del país.

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Irak parece vivir la peor revuelta popular de los últimos años. Los incidentes, protagonizados por musulmanes shiíes, se iniciaron el sábado al conocerse la noticia del asesinato del máximo líder religioso de esta comunidad, el ayatolá Mohamed Sadek al Sadr, quien encontró la muerte de manera misteriosa, junto con dos de sus dos hijos.Un lacónico comunicado del Ministerio de Información, que anunciaba brevemente la muerte del líder religioso, sin dar ningún tipo de explicación, ni desvelar las circunstancias en que fue asesinado, provocó de inmediato la cólera de una comunidad acostumbrada a culpar al régimen de Sadam Husein de todas sus calamidades.

Los primeros en estallar fueron los vecinos del barrio de Sadam City, al este de Bagdad, donde se hacinan cerca de dos millones de desheredados, en su mayoría musulmanes shiíes. La revuelta en esta zona, donde se produjo la veintena de muertos, parece confirmarse a pesar de los reiterados desmentidos lanzados por el Gobierno iraquí el mismo sábado.

"Ha sido una verdadera carnicería. Un gran número de manifestantes han resultado muertos o heridos. Se han practicado centenares de detenciones", insistían sin embargo ayer vecinos de este barrio de Bagdad que, interrogados por teléfono desde países vecinos, se prestaban sorprendentemente a hablar, rompiendo así la ley de silencio impuesta por el Gobierno en torno a los incidentes.

Disparos de artillería

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Los disturbios fueron también especialmente sangrientos en la ciudad de Nassiriya, a unos 300 kilómetros al sur de Bagdad, donde los shiíes se lanzaron a la calle, ocuparon edificios oficiales, asaltaron la sede del Gobierno provincial y destruyendo las oficinas del partido gubernamental Baaz.

Fuerzas de élite de la Guardia Republicana reprimieron con disparos de artillería a los amotinados, según aseguraban desde Londres fuentes de la oposición al régimen de Sadam Husein. No hubo modo de contrastar esta afirmación en la propia Nassiriya.

En la ciudad santa de Najaf, a 170 kilómetros al sur de Bagdad, y escenario del asesinato del ayatolá, religiosos y estudiantes se han enfrentado a soldados del Ejército, según aseguraban otros testimonios telefónicos, difundidos también por la oposición. En esta ciudad se asegura que los combatiente shiíes pertenecen a diferentes nacionalidades, que viven durante el curso en Najaf para seguir los estudios islámicos en las escuelas de los ayatolás.

Las muestras de protesta han sido secundas por las diferentes comunidades shiíes de Oriente Próximo, entre ellas las de Líbano, Jordania y Siria. En este último país, 3.000 shiíes iraquíes, iraníes y kurdos se manifestaron ayer en señal de duelo y culpando al régimen de Sadam Husein del asesinato.

Las autoridades iraquíes señalaron que habían detenido a varios miembros de una banda relacionada con el atentado, aunque no facilitaron más detalles. El Ministerio de Información emitió un comunicado de condena por el asesinato del líder religioso shií y sus consecuencias. "Malditos sean los asesinos y aquellos que les animaron tratando desesperadamente de sembrar la sedición en un pueblo unido", decía el texto.

Mohamed Sadek al Sadr no sólo era el máximo líder religioso de los musulmanes shiíes de Irak -el 65% de los 22 millones de habitantes-. La supuesta implicación del Gobierno en la muerte del ayatolá Al Sadr supone un contratiempo para la política actual del Gobierno de Bagdad, que trataba de reconciliarse con la comunidad shií favoreciendo la reapertura de sus mezquitas y permitiendo las peregrinaciones a las ciudades santas de Karbala y Najaf.

Además del problema interno, el régimen de Sadam Husein tuvo que afrontar ayer un nuevo ataque de aviones estadounidenses y británicos que lanzaron varios misiles contra instalaciones del Ejército iraquí en las poblaciones de Al Amarah y de Tallil, 273 kilómetros al suereste de Bagdad.

Según el Comando Central de EEUU, el ataque se produjo después de que aviones iraquíes violaran la zona de exclusión aérea al sur del país. Irak informó ayer de que varios de sus ciudadanos resultaron heridos por los bombardeos de "aviones enemigos procedentes de Arabia Saudí y Kuwait".

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