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El PSC sube el tono de la oposición a Pujol para evidenciar la vinculación entre CiU y el PP

El Partit dels Socialistes (PSC) se dedicará a fondo en los próximos meses a desgastar a Convergència i Unió (CiU) en el Parlament y a evidenciar la vinculación entre la coalición nacionalista y el Partido Popular (PP). Mientras tanto, el candidato socialista a la Generalitat, Pasqual Maragall, podrá dedicarse a dialogar sosegadamente con la llamada sociedad civil catalana para tratar de atraerla a su proyecto de centro izquierda. La ejecutiva del PSC dio ayer el visto bueno a este reparto de papeles y aplazó la convocatoria de las primarias que refrendarán a Maragall.

El PSC celebró ayer la primera reunión de la ejecutiva después de que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, haya fijado la celebración de elecciones autonómicas para otoño. Los dirigentes socialistas pusieron a punto su estrategia electoral para 1999, súbitamente alterada por el cambio de orden previsto, y aplazaron la convocatoria de las primarias a la presidencia de la Generalitat. Previstas inicialmente para este mes, se celebrarán probablemente en la primera semana de marzo. Ante el cambio del calendario electoral, el PSC subirá el tono de la oposición y piensa llevar al Parlament una batería de propuestas para poner en aprietos a la coalición nacionalista y al mismo tiempo mostrar su dependencia del PP. El presidente del grupo parlamentario del PSC, Joaquim Nadal, dio ayer una muestra de lo que se avecina en una conferencia de prensa muy crítica con el Gobierno de Jordi Pujol. Le reprochó que está "instalado en la provisionalidad", que la larga incertidumbre electoral proviene de un cálculo "estrictamente partidista", que los consejeros son incapaces "de articular propuestas eficaces" y, a raíz de los problemas para atender las urgencias médicas, afirmó que se trata de un Gobierno "con gripe crónica". Esta concepción sobre la actuación del Gobierno tendrá una traducción inmediata en el Parlament, y el mismo Nadal anunció que presentará una pregunta para exigir explicaciones de lo que su partido considera una "chapucilla": la posible manipulación del Diario Oficial de la Generalitat, que retrasó cinco días la edición del ejemplar del 31 de diciembre para poder incluir la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos. A continuación, Nadal detalló algunas iniciativas que el PSC impulsará en los próximos meses en el Parlament: entre otros asuntos, abordará el "colapso del modelo sanitario", exigirá un debate monográfico sobre educación y bienestar social ante el "olvido de la Generalitat a la aplicación de la reforma educativa", retomará la exigencia de elaborar una ley electoral propia -incluyendo la necesidad de que el presidente cuente con el Parlament para convocar elecciones-, impulsará una ley de incompatibilidades, exigirá el avance de las comisiones sobre incendios forestales, acerca de la Corporación Catalana de Radio y Televisión y sobre los peajes, y buscará modificaciones legales para avanzar en la regionalización de Cataluña. El PSC considera además que estas iniciativas contribuirán a evidenciar la vinculación entre CiU y el PP e incluso la subordinación de los nacionalistas por el miedo a que las discrepancias supongan un adelanto de las elecciones generales y su coincidencia con las catalanas, una hipótesis que pone los pelos de punta a CiU. El mismo Nadal se encargó ayer de recordarlo y denunció el "cheque en blanco firmado por CiU al PP, una hipoteca gravísima para Cataluña que nunca se había dado en la política catalana". La vinculación entre ambas formaciones es especialmente interesante para el PSC porque mata dos pájaros de un tiro: le sirve para intentar atraerse al mismo tiempo a los votantes catalanistas descontentos de CiU y a los sectores más antinacionalistas del PP. La actividad opositora del PSC en el Parlament deja vía libre a Pasqual Maragall para proseguir con su programa de articulación de una amplia plataforma cívico política de alternativa a Pujol sin tener que modificar su estrategia. Hasta ahora, el líder socialista ha evitado abundar en la crítica a su rival y ha preferido poner el acento en dialogar con la sociedad civil y en ofrecer una actitud constructiva, casi de relevo natural. Maragall recupera hoy mismo esta actividad con un acto en Igualada.

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