JOSÉ LUIS CATÓN ARQUITECTO DE LA DIPUTACIÓN ALAVESA "Vitoria no es la Arcadia y necesita edificios emblemáticos"
Vinculado laboralmente desde hace 20 años a la Diputación foral de Álava, de la que es responsable de Arquitectura, José Luis Catón (Vitoria, 1948) acaba de ser nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su candidatura fue auspiciada por el músico vasco Carmelo Bernaola, el catedrático de Arquitectura Antonio Fernández Alba y el catedrático de Historia Antonio Bonet. Catón ha realizado algunos de los edificios más significativos de la capital vasca y ahora ultima un nuevo proyecto para el debatido futuro Museo Vasco de Arte Contemporáneo. Pregunta. ¿Qué representa este nombramiento en una institución de tanto prestigio? Respuesta. No supone ser académico de número, que son realmente los buenos, sino académico correspondiente. Se trata de personas que mantienen a la academia informada de los acontecimientos que tengan que ver con su ámbito de trabajo, en mi caso la arquitectura. Es un reconocimiento a una trayectoria profesional de años, ya que los académicos valoran especialmente el currículum, ya sea artístico, referido a publicaciones, o de impulso en general a las Bellas Artes. P. Puede parecer que la Diputación, y concretamente usted, tiene el monopolio arquitectónico en la provincia. R. La Diputación cuenta con una oficina técnica que otras Administraciones no poseen. Por ello, le resulta más rentable económicamente hacer sus propios proyectos en vez de encargarlos fuera; y al cabo del tiempo hemos demostrado que podemos hacer las cosas bien. En estos 20 años, prácticamente nunca se han superado los precios ni los plazos previsto. Esto es una garantía para la Administración foral, más aún vistas las polémicas respecto a la construcción de edificios públicos en la ciudad. No creo que tengamos que avergonzarnos de nuestra arquitectura y pienso que tenemos un cierto reconocimiento. P. ¿Pesa el efecto Guggenheim en el ánimo de los arquitectos en la actualidad? R. El Guggenheim ha producido la sensación de que la gloria para el arquitecto se alcanza con cosas así. En el caso de Vitoria, ni la escala ni las circunstancias pueden llevar a pensar en nada parecido. Lo que ha sucedido en Bilbao es un caso poco habitual. Se le ha dicho a un profesional de fama mundial: "Aquí tiene usted la ciudad. Haga lo que quiera". Las directrices que se me han marcado a mí son diferentes: "Aquí tiene usted un aparcamiento subterráneo. Haga encima un museo que no debe costar más de tal cantidad". Además, hay que someterse a unas reglas de funcionalidad y a partir de ahí cada uno intenta hacerlo lo mejor posible. P. ¿Necesita Vitoria un edificio emblemático como el Guggenheim o el Kursaal? R. Es cierto que Vitoria se ha desarrollado armónica y homogéneamente, pero desde 1856, con la calle Dato, no se ha hecho una operación de creación de ciudad que tenga una voluntad de futuro. Falta un poco de espíritu, de aspirar a algo más que a una cómoda ciudad de provincia con muy buenos servicios. Yo creo que conviene que se haga algo grande y emblemático, por más que a algunos les pese. Hay quien cree que vive en una especie de Arcadia en la que todo es perfecto y maravilloso, y esto ya no es así. La ciudad necesita una cierta reafirmación y eso se puede lograr a través de edificios realizados con voluntad de permanencia y futuro. No creo que ese emblema tenga que ser necesariamente el Museo de Arte Contemporáneo, pero puede llegar a serlo y estoy haciendo todo lo posible para que sea así.
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