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Reportaje:CIENCIA

Sólo 50 genes nos separan del mono

Las diferencias anatómicas se deben a cambios mínimos en el desarrollo fetal

Los teólogos pueden elucubrar sobre las diferencias entre Dios y la criatura hecha a su imagen y semejanza, pero los biólogos se han planteado siempre una pregunta más humilde: ¿en qué se diferencian los humanos de los demás animales? Una propuesta ahora sometida a intensas discusiones promete proporcionar una respuesta cuya precisión posiblemente sea desconcertante.La idea consiste en identificar los genes que son específicos de los humanos estableciendo la secuencia del genoma -o ADN completo- del chimpancé y compararlo con el genoma humano.

Teniendo en cuenta que los chimpancés están tan estrechamente relacionados con los humanos, los genes que actúan de modo diferente en las personas que en los chimpancés podrían ser todo lo que se necesita para convertir un gran simio, con sus limitaciones, en un ser humano.

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El número de estos genes puede que sea sólo de unos centenares de entre los 100.000 genes que se piensa que poseen humanos y chimpancés, con sólo 50 genes responsables de las diferencias cognitivas, según los científicos de GenoPlex, una compañía de Denver que investiga genes de chimpancés por motivos médicos.

La ascendencia de la mayor parte de los genes humanos se remonta a los primeros animales y la comparten con otras especies. Criaturas tan distantes de los humanos como la mosca de la fruta o el gusano tienen genes cuya secuencia de ADN es reconociblemente similar a la de los humanos, como ortografías diferentes de la misma palabra.

El proyecto sobre el genoma humano, que trata de tener descifrados los 3.000 millones de unidades del ADN para el año 2003, sentará las bases para comprender la programación genética en conjunto.

El ADN, el registro químico que contiene la programación genética, cambia muy lentamente. Se piensa que los chimpancés y los humanos avanzaron por diferentes líneas evolutivas hace sólo cinco millones de años, un abrir y cerrar de ojos en la evolución.

Como ambas especies comparten un mismo antepasado en época tan reciente, su ADN es idéntico en un 98,4%. Para los biólogos constituye un serio rompecabezas el tratar de explicar de qué manera dos programas genéticos tan similares pueden generar dos animales tan diferentes.

David Nelson, un biólogo de la Escuela Baylor de Medicina, dice que el cerebro humano tiene aproximadamente el doble de tamaño que el del chimpancé, pero un programa genético que permitiera a las células del cerebro del feto en desarrollo para realizar sólo un desdoblamiento más podría explicar la diferencia.

Hay otras muchas diferencias entre humanos y chimpancés que tienen que ser generadas por programas genéticos casi idénticos. Nelson cree que algunas de las diferencias podrían explicarse por un fenómeno que va más allá de la simple secuencia del ADN. Una pequeña diferencia en la actividad de un gen de alto nivel regulador podría producir efectos importantes en el animal en desarrollo. Los genes que hacen que un ser humano sea algo más que otro gran simio, no es probable que sean genes totalmente nuevos, dicen los expertos, sino más bien genes que llegaron a adoptar un nuevo papel en comparación con los correspondientes genes en los chimpancés.

Francis Collins, director del proyecto Genoma Humano en los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, ha dicho que disponer del genoma del chimpancé sería útil.

El descubrimiento de los genes que son exclusivos de los humanos podría implicar riesgos. "Cuanto más aprendemos sobre los genes que son cruciales para nuestras características humanas, mayor es la tentación de generar humanos que dispongan de la combinación óptima de esos genes", opina Edwin McConkey, de la universidad de Colorado.

Un problema diferente radica en que los biólogos podrían desear injertar genes exclusivamente humanos en chimpancés.

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