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Un ambiente más bajo que medio

En el haber, una ley, aunque hayan pasado veinte años de vacío legislativo, el impulso de los planes de reciclaje de residuos y el inicio del tratamiento del pesticida lindane. Entre los datos más significativos del debe, una contaminación atmosférica más que perceptible, ríos sucios -sólo 12 de 53 están en excelentes condiciones-, más de 100.000 toneladas de residuos tóxicos y peligrosos sin ningún sistema de gestión y el mantenimiento de la dispersión competencial que complica cualquier actuación. El medio ambiente en Euskadi sigue siendo más deficiente que medio, a pesar de los avances de los últimos años. Sólo un dato esclarecedor: existen más de 6.000 áreas con suelos contaminados. La legislatura ha servido para disponer de una ley propia de medio ambiente, aprobada el pasado 27 de febrero y que amplía la necesidad de los estudios de impacto, crea el Consejo Asesor y eleva las sanciones hasta los 200 millones de pesetas. Es "el hecho de mayor relevancia y trascendencia práctica para el futuro de la política ambiental de la comunidad autónoma del País Vasco", en palabras de la consejería de Vivienda y Medio Ambiente, o una normativa "descafeinada", según Carlos Alonso, de la plataforma ecologista Erreka. "Es positivo que se aprobase y se amplíen las evaluaciones de impacto, pero no entra a hincar el diente en los grandes problemas medioambientales y se mantiene la dispersión competencial", añade Alonso. Y es que la multiplicidad de instituciones implicados en temas medioambientales se repite a menudo. Ocurrió recientemente, con motivo de la aparición de animales muertos junto a la ría del Nervión, donde unos y otros se pasaron la pelota sin que el problema se resolviera hasta una semana después de conocerse. Otro ejemplo: un escape en una gasolinera del parque de Urkiola, el pasado año, provocó que apareciesen en la instalación cinco técnicos de otras tantas administraciones diferentes. Más medios humanos "La ley, bien o mal, se ha hecho, y en general creo que está bien enfilada. Sin embargo, considero que va a fallar, porque no existe dotación presupuestaria. Se necesitan más medios humanos, como inspectores, que puedan hacerla cumplir", afirma Iñigo Urien, presidente de Provamen, la asociación vasca de profesionales del medio ambiente, un colectivo de personas relacionadas con esta área que nació hace un año. El Gobierno echa mano de los datos: ha reducido los residuos tóxicos y peligrosos sin ningún control -de 150.000 toneladas anuales, a 100.000-, las aguas residuales -700.00 metros cúbicos al año-, se han realizado 1.500 inspecciones y se han tramitado 1.000 expedientes anuales con 45 actas sancionadoras. Ha impulsado la construcción de celdas para albergar el lindane y ha finalizado el inventario de suelos potencialmente contaminados en 89 municipios vascos. En cuanto a los planes de reciclaje, existe una gestión de recuperación consolidada en seis distintos tipos de residuos no industriales y se trabaja para implantar de forma regular el reciclaje en otros ocho. Los ecologistas opinan que en la gestión de los residuos los avances han sido mínimos. "Se ha seguido la línea marcada y se ha evolucionado en la realización de estudios, pero con escasas concreciones prácticas. Existe bastante descontrol en la Viceconsejería", dicen aludiendo al problema de los residuos tóxicos y peligrosos: se producen casi 470.000 toneladas cada año, según el último informe oficial. Vertedero de tóxicos La asociación Provamen señala este aspecto como el "gran fracaso" del Departamento. "Se han centrado en sacar adelante la ley y el inventario de suelos contaminados, pero eso no es lo fundamental. Con todos los productos químicos que se fabrican en Euskadi, más importante es crear un vertedero de residuos tóxicos. Se quiso construir uno, pero finalmente cedieron a las presiones. Se debe hacer, porque los residuos hay que trasladarlos fuera y supone un coste económico importante". El Gobierno valora como una "ligera mejoría" el estado de los ríos vascos, aunque los controles de vigilancia evidencian que, tras analizar 53 cursos fluviales, un total de 30 están contaminados y sólo en doce casos las condiciones son "excelentes". "Se tenía que haber abordado mucho antes, y con más fuerza, el problema de la contaminación de aguas, aunque en este tema hay mucha dispersión competencial y es difícil atribuir la responsabilidad a una institución", apunta Iñigo Urien. "Hay más redes de vigilancia para constatar que se avanza a paso de tortuga", ironiza Carlos Alonso. La contaminación atmosférica ha "mejorado sustancialmente en los últimos años", según la versión del Gobierno, y la situación apenas ha variado, en opinión de Provamen y los ecologistas. La peor parte se la lleva Vizcaya, territorio que produce el 65% de las emisiones contaminantes del País Vasco. Los ecologistas se muestran sumamente críticos con la gestión de los últimos cuatro años. "No hay avances significativos sino oportunidades perdidas. Se han hecho algunas cosas, como el control de los aceites usados, pero sigue siendo insuficiente, se va a un ritmo lento. Persisten los criterios de Industria sobre los medioambientales". A su juicio, la política de sanciones es reveladora de la situación. "Sigue siendo inexistente, con una media de 10-15 sanciones al año, cuando las infracciones están a la orden del día. Sufrimos el lastre de la falta de personal y presupuesto en el Departamento de Medio Ambiente y, sobre todo, en las labores de inspección. Llevamos varios años proponiendo que se constituya un cuerpo de inspectores dependiente del departamento. Por desgracia, el medio ambiente sigue estando de adorno", afirma Alonso.

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El polémico lindane
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